El Banco Central de la República Dominicana (BCRD), en su reunión de política monetaria de mayo de 2025, decidió mantener su tasa de interés de política monetaria (TPM) en 5.75 % anual. Asimismo, la tasa de la facilidad permanente de expansión de liquidez (Repos a 1 día) permanece en 6.25 % anual, mientras que la tasa de depósitos remunerados (Overnight) continúa en 4.50 % anual.
Para esta medida se tomó en consideración la evolución reciente del entorno internacional, particularmente la persistencia de la incertidumbre global y tasas de interés que se han mantenido elevadas en los Estados Unidos de América (EUA), especialmente la de instrumentos de largo plazo. En el ámbito nacional, se tomó en cuenta que la inflación se ha mantenido durante los últimos dos años dentro del rango meta de 4.0 % ± 1.0 % contemplado en el Programa Monetario.
En efecto, la inflación interanual fue de 3.71 % en abril de 2025, mientras la inflación subyacente, que excluye los precios de los componentes más volátiles de la canasta y que se asocia más directamente a las condiciones monetarias, se ubicó en 4.13 % en igual periodo, manteniéndose en torno al centro de la meta. Los modelos de pronósticos del BCRD señalan que la inflación general y la subyacente continuarán dentro del rango meta de 4.0 % ± 1.0 % durante los años 2025 y 2026, en un escenario activo de política monetaria.
Durante el último semestre del 2024, el Banco Central redujo su tasa de interés de referencia en 125 puntos básicos de forma acumulada e implementó un conjunto de medidas para contribuir a acelerar el mecanismo de transmisión de la política monetaria ante las bajas presiones inflacionarias. En un contexto de elevada incertidumbre global en los primeros meses de 2025, el BCRD ha estado gestionando activamente la liquidez de la economía y la Junta Monetaria adoptó un conjunto de medidas macroprudenciales con el objetivo de fortalecer la estabilidad financiera.
En el entorno internacional, las perspectivas económicas de EUA se han deteriorado debido a la incertidumbre, proyectándose un crecimiento de 1.2 %, para el 2025, según Consensus Forecast. Por otro lado, la inflación se encuentra en 2.3 % en abril, por encima de la meta de 2.0 %, en un contexto de mayores expectativas de inflación debido a los incrementos en los aranceles. En este escenario, los analistas del mercado prevén que la Reserva Federal mantendría sin cambios la tasa de referencia en su próxima reunión de junio.
En la Zona Euro, la actividad económica crecería en 0.9 % en 2025, de acuerdo con Consensus Forecasts, afectada por los conflictos geopolíticos y las tensiones comerciales. En tanto, la inflación interanual se situó en 2.2 % en abril de 2025 ante la ralentización de la demanda interna, acercándose a la meta del Banco Central Europeo (BCE). En este contexto, se prevé que el BCE continúe realizando recortes en su tasa de referencia durante el resto de 2025.
En América Latina, el crecimiento económico continuaría moderado durante 2025, con una expansión de 2.0 %. No obstante, ante un panorama de incertidumbre y elevadas tasas de interés externas, la mayoría de los bancos centrales mantiene la pausa en las reducciones de tasas de interés de política monetaria, tales como Chile, Costa Rica, Guatemala, Paraguay y República Dominicana. Por otro lado, los bancos centrales de Brasil y Uruguay han incrementado sus tasas de referencia ante el resurgimiento de presiones inflacionarias.
En cuanto a las materias primas, el precio por barril del petróleo intermedio de Texas (WTI) continúa moderado, ubicándose en torno a US$ 61 al cierre de mayo, influenciado por las perspectivas de menor demanda mundial y una mayor producción. Por otro lado, el precio del oro superó los US$ 3,300 por onza troy en mayo, manteniendo la tendencia al alza al ser utilizado como activo de valor en un panorama internacional convulso.
En el ámbito nacional, el ritmo de expansión de la actividad económica se ha moderado al expandirse en 2.5 % interanual durante enero-abril de 2025, asociado a la desaceleración del componente de inversión privada bajo un entorno internacional adverso. Hacia adelante, se espera que la economía dominicana crezca en torno a 3.5 % – 4.0 % en 2025, una de las expansiones más altas de la región; en la medida que se disipe la incertidumbre global y se cuenten con los espacios para implementar políticas económicas que contribuyan al dinamismo de la demanda interna.
En tanto, la expansión del crédito privado en moneda nacional se ha moderado gradualmente, con un crecimiento en torno a 8 % interanual al cierre de mayo. De igual forma, los agregados monetarios más amplios se mantienen creciendo a tasas cercanas a la expansión del PIB nominal, consistente con lo previsto en el Programa Monetario del BCRD.
Por otro lado, en los primeros cuatro meses de 2025, las exportaciones totales registraron un crecimiento interanual de 8.0 % y las remesas se expandieron en 12.1 %. Asimismo, se proyecta que la inversión extranjera directa superaría los US$ 4,700 millones durante el año 2025, cubriendo con holgura el déficit estimado de la Cuenta Corriente. La evolución favorable de las actividades generadoras de divisas ha contribuido a mitigar el impacto de la alta incertidumbre global sobre el mercado cambiario, observándose una apreciación acumulada del peso dominicano en torno a 3.3 % en mayo de 2025.
En este contexto, las reservas internacionales se ubicaron por encima de US$14,700 millones en mayo, equivalente a cerca de 12 % del producto interno bruto y unos cinco meses de importaciones, superando las métricas recomendadas por el FMI.
Es importante resaltar que la economía dominicana cuenta con fuertes fundamentos macroeconómicos y un sector productivo resiliente, que se reflejan en una mejor percepción de riesgo país en comparación con el promedio de América Latina y otras economías emergentes. En este entorno internacional desafiante, el Banco Central de la República Dominicana seguirá monitoreando la evolución de la economía y reitera su compromiso de continuar adoptando oportunamente las medidas necesarias para preservar la estabilidad macroeconómica y que contribuyan a que la inflación se mantenga dentro del rango meta.