MIRANDO POR EL RETROVISOR

Por Juan Salazar

El pasado miércoles 14 de mayo, el presidente Luis Abinader y los exmandatarios Leonel Fernández, Danilo Medina e Hipólito Mejía se reunieron para definir una estrategia común ante la crisis política, social y económica en Haití y su impacto en República Dominicana.

“Sin precedentes” en la historia democrática del país, así fue calificado el encuentro entre los líderes políticos. Y tienen razón quienes lo etiquetaron de esa manera. Pero ahora, la población espera que los resultados de esa reunión sean también “sin precedentes”, a menos que la intención fuera exclusivamente buscar una foto para la historia.

Juntar a las cuatro figuras que han gobernado el país en los últimos 28 años no debería quedar en otro ejercicio de teoría y buenas intenciones, sin ningún resultado satisfactorio para la nación. Si así fuera, añadiríamos una frustración más a una sociedad hastiada de los partidos políticos y del comportamiento de sus principales dirigentes.

Y fíjense en este detalle. Pese a la rareza de los hechos “sin precedentes”, al parecer la semana pasada no quería quedarse como una más en ese aspecto.

Apenas un día después de esa reunión en el Ministerio de Defensa, el país fue testigo del rescate “sin precedentes” de la niña Sherlyn Vizcaíno, de 13 años, quien fue succionada por una alcantarilla en medio de inundaciones por copiosos aguaceros causados por una vaguada, en el sector Lavapié de la provincia San Cristóbal.

La niña, quien cayó en el agujero -lo más probable sin tapa- cerca de las 4:00 de la tarde, fue rescatada por dos hombres de la comunidad, luego de que los organismos de emergencia, Defensa Civil, Cuerpo de Bomberos, Cruz Roja Dominicana, 9-1-1 y Policía Nacional, abandonaran el operativo de búsqueda de la menor de edad para retomarlo al día siguiente.

Si esos dos hombres, sin experiencia, equipos y herramientas adecuadas, no se hubieran lanzado a una búsqueda frenética de Sherlyn, arriesgando sus vidas, el desenlace hubiese sido otra triste tragedia. Resulta que al día siguiente llovió con más intensidad. Eso hubiera dificultado el operativo de rescate y es poco probable que la niña resistiera otro aluvión de agua dentro de la alcantarilla.

Sobieky y Aneudy fueron los protagonistas del dramático rescate de la niña de 13 años, quienes pese al escenario adverso que enfrentaron, actuaron con decisión y valentía.

No podemos dejar de reconocer que los organismos de socorro siempre han laborado con limitaciones, a la vista de todos, en medio de cualquier emergencia. Esa dolorosa realidad la vivimos recientemente con el colapso del techo en la discoteca Jet Set, donde fallecieron 235 personas.

Sin embargo, en el caso de la niña Sherlyn se trató de poner más todo el corazón en el objetivo de salvar una vida, que la falta de personal preparado, equipos y herramientas.

Este rescate sin precedentes de la niña, solo a base del coraje y amor por el prójimo de Sobieky y Aneudy, debe llevarnos a revisar los protocolos aplicados en casos de emergencias.

Es cierto que la oscuridad es un factor clave a tomar en cuenta al momento de suspender un operativo de rescate, pero este caso demostró que no debe aplicarse de manera tan rigurosa en todas las circunstancias.

Se alegó también el riesgo que podían enfrentar los rescatistas si comenzaba a llover nuevamente. La sabiduría popular en este caso diría que “si mi abuela no estuviera muerta, estuviera viva”. Una vida no puede estar supeditada a una suposición.

En el argot beisbolero se usa mucho también una frase que aplica aquí, ya que pese a un cielo nublado y con perspectiva de lluvias “los juegos se suspenden en el play”. Fue lo que hicieron estos dos hombres valerosos cuando vieron que ya no llovía.

Sobieky fue entrevistado por medios de comunicación tras su heroico rescate, todavía exhausto, con las huellas del agua maloliente de la alcantarilla en su cuerpo y exhibiendo sus tatuajes en el pecho, para aquellos que suelen juzgar a los seres humanos por la apariencia.

No recibió honores militares con lentes oscuros y un costosísimo traje, como los líderes políticos que se reunieron en el Ministerio de Defensa. Pero Sobieky dijo tres frases que deberían retumbar por mucho tiempo en la memoria colectiva y, especialmente, en el liderazgo político: “Esa niña no la voy a dejar ahí” (al ver que se retiraron los rescatistas), “Chamaquita, toy aquí” (Para comprobar que tenía razón cuando aseguró que había oído su voz y al mismo tiempo transmitirle a la niña que no estaba sola en medio de su angustiante situación) y “Ahora yo voy a dormir contento y feliz” (Por la satisfacción del deber cumplido”.

Sobieky cumplió, brindó acompañamiento y nos regaló la satisfacción que deja obrar correctamente.

Los rescatistas que abandonaron el lugar quizás durmieron bien, pero dudo que hayan amanecido contentos y felices al enterarse que dos hombres sin su experiencia y herramientas, asumieron sus responsabilidades. Es una lección para cuando se enfrenten emergencias similares.

Hay otro detalle a tomar en cuenta de este suceso, en esta ocasión con final feliz. ¿Cuántas personas reportadas como desaparecidas en medio de inundaciones urbanas por torrenciales aguaceros y que nunca aparecen, en realidad fueron succionadas por alcantarillas sin tapas?

Las autoridades de la Corporación de Acueducto y Alcantarillado de Santo Domingo (CAASD) han prometido en varias ocasiones solucionar ese problema de falta de tapas en el sistema de alcantarillado.

Las autoridades de la Corporación de Acueducto y Alcantarillado de Santo Domingo (CAASD) han prometido en varias ocasiones solucionar ese problema, pero nunca llega la acción “sin precedentes”, aunque la institución estatal ha admitido que se las roban.

Del Ministerio de Interior y Policía, tan presto para la incautación de bocinas en centros de diversión, esperamos esos operativos, también “sin precedentes”, para detectar quiénes compran esas tapas robadas, porque no hay oferta sin demanda.

Otros operativos “sin precedentes” podrían ser contra las tiendas de repuestos de vehículos que compran retrovisores robados y para detectar equipos médicos de hospitales vendidos a clínicas privadas.

En cuanto al liderazgo político que se reunió en el Ministerio de Defensa para unificar acciones ante la crisis en Haití, el pueblo espera que cumplan lo que acuerden, sentir que estarán ahí -como Sobieky estuvo para la chamaquita-, más allá de la foto “histórica”. Pero lo más importante, que esa reunión “sin precedentes” les permita a Abinader, Leonel, Danilo e Hipólito, en un futuro cercano, dormir tranquilos y felices.

Los líderes políticos podrían aprovechar también su “junte” para hacer realidad otras acciones “sin precedentes” anheladas por la sociedad, a fin de superar males que forman parte de nuestra historia, con y sin democracia.

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