Enfoque

Por Felipe Román

Apreciado lector, el 22 de junio de 2024, publicamos un artículo sobre la pobreza absoluta, inspirado en las declaraciones del presidente Luis Abinader sobre su compromiso para erradicarla. Usted sabe que existen varios tipos de pobreza, entre ellas tenemos la pobreza de espíritu, a la cual se refirió Jesucristo de la manera siguiente: «Bienaventurados los pobres en espíritu, porque de ellos es el reino de los cielos». (Mateo 5:3).

Y ese es uno de los versículos que ha sido interpretado incorrectamente, debido a que no leen como recomendaba el incomparable filósofo Friedrich Nietzsche, quien aconsejaba que todo aquello que nos pareciese interesante -incluido lógicamente sus escritos- debiéramos leerlo rumiando.

Veamos como aborda ese concepto tomado de su libro titulado Genealogía de la moral: «Desde luego para practicar de este modo la lectura como arte se necesita ante todo una cosa, que es precisamente hoy la más olvidada, y por ello ha de pasar largo tiempo todavía hasta que mis escritos resulten «legibles», una cosa para la cual se ha de ser casi vaca, y en todo caso «no el hombre moderno»: El rumiar».

Y así deberían estudiar la Biblia los creyentes, rumiando. Con eso se evitarían tantas malas interpretaciones que provocaron y siguen causando muchísimas muertes físicas y morales. Así que si leyesen rumiando percibirían con facilidad que en el llamado Sermón del Monte o de las Bienaventuranzas, Mateo capítulo 5, Jesucristo se refirió a la pobreza, colocándole su adjetivo -pobreza espiritual- y es bueno recordar que cuando fue crucificado, todos los pobres materiales se fueron. Y los que aparecieron fueron dos personas muy ricas económicamente -José de Arimatea y Nicodemo- dotados de pobreza espiritual. Y ellos se encargaron de negociar con Pilato, para que les autorizase a bajar el cuerpo de la cruz, debido a que la costumbre era dejar a los crucificados a la intemperie, con el propósito de que las aves de carroña, como los buitres, no cuervos como se cree erróneamente, les sacasen los ojos. Y además compraron un terreno donde lo sepultaron de manera digna. (Mateo 27: 57-60). Está sumamente claro que estos dos ricos eran pobres de espíritu.

Otro versículo, atribuido a Pablo, es considerado base para el voto de pobreza de los Jesuitas. Es el siguiente «Pues conocen la generosidad de nuestro Señor Jesucristo, el cual siendo rico, por ustedes se hizo pobre a fin de enriquecerlos con su pobreza». (2 Corintios 8:9. Versión Biblia de Jerusalén latinoamericana).

Aclaramos que es un error monumental intentar describir a Jesucristo como ejemplo de pobreza. Jesús no fue pobre, ni en sentido literal ni metafórico. Es cierto que nació en un pesebre, pero fue algo circunstancial, no por falta de dinero. Su padre terrenal, José, tenía suficientes recursos, debido a que era lo que hoy llamaríamos un técnico calificado: un carpintero, y tanto en la antigüedad como en la actualidad, estos reciben un excelente pago.

Creemos que ha quedado claro que ni su familia terrenal, ni Jesucristo en lo personal fueses pobres de ninguna manera. Y que es una barbaridad que se trate de manera almibarada y dramática a la pobreza como si ésta fuese una virtud, cuando la realidad irrefutable es que hasta las personas más desfavorecidas comprenden que la pobreza material es una verdadera calamidad.

La pobreza material nunca podrá ser erradicada por ningún gobierno dominicano, debido a nuestra idiosincrasia. Así por ejemplo, hemos tenido gobiernos que con esa intención han desarrollado proyectos -como hacía el antiguo Imperio Romano- de construir barrios completos, dotados de comodidades, y se lo han dado con grandes facilidades, por ejemplo, a los habitantes de las laderas del río Ozama, que sabemos de sus calamidades, especialmente durante las temporadas ciclónicas.

Sin embargo, poquísimo tiempo después la mayoría había vendido y hecho negocios estúpidos, y volvieron a vivir a la laderas del río. E igual ha ocurrido en otros lugares.

Entonces lo que mejor podría hacerse es poner en práctica la expresión atribuida al filósofo chino Lao Tzu: No le des un pescado, porque solo lo alimentarás un día, enséñale a pescar, y así se alimentará toda su vida.

Muchos intentan atribuirles esa expresión a Confucio y a otros pensadores. Lo importante para nosotros es que quede claro el concepto.

Así por ejemplo se acaba de emitir el decreto 219-25 para crear la Dirección de Asistencia social y Alimentación Comunitaria. En esencia fusiona los comedores económicos con el gabinete social. Y sería verdaderamente indigno que cualquier persona quisquillosa, critique de manera cruel, o se mofe de los programas sociales, debido a que los países pobres como el nuestro necesitan esas ayudas, aunque es cierto que algunos tengan sus bemoles, como por ejemplo gastar muchos millones de pesos para pagar a directores de orquestas, lo cual no nos deja ningún beneficio como país.

Pero aun así, lo que sí debemos como país, entre otras cosas, es fortalecer aún más los programas gubernamentales que están probados y que contribuyen a mejorar de manera ostensible la pobreza material, como por ejemplo, solo mencionaremos dos por razones de espacio.

1) INFOTEP, que desde su fundación a la actualidad ha formado más de 400,000 técnicos.

2) PROMIPYME. Eso es algo axiomático.

Es muy importante destacar que en esencia lo que produjo el gran cambio económico en Singapur y China fue la formación de una gran cantidad de profesionales y técnicos calificados. China en especial enviaba muchos de sus estudiantes notables a estudiar a Estados Unidos, y éstos al volver trabajaban con entusiasmo por su país. Pero lamentablemente, nosotros no lo estamos haciendo así. Y pondremos como ejemplo que el gobierno, a través del Ministerio de Educación Superior, Ciencia y Tecnología (MESCYT), ha otorgado muchísimas becas nacionales e internacionales. Pero al regresar estos profesionales con especialidades y subespecialidades, como por ejemplo en el tan necesitado campo de la medicina, ni el MESCYT, ni el Servicio Nacional de Salud (SNS), ni persona alguna, se encarga de que por lo menos sean tratados de manera amable. Y en especial el «distinguido» doctor Mario Lama, los ignora.

A los lectores quisquillosos les diré que esa labor de seguimiento no es tan difícil, ya que por ejemplo, la Universidad INTEC tiene un programa para dar seguimiento y conseguirles empleos a sus egresados. Y los empresarios conocen ese programa y se comunican con ellos, y quien esto escribe es testigo de varios profesionales que han sido llamados gracias a la existencia de ese valioso programa.

Por el contrario, muchísimos médicos becados por el MESCYT, ante la indiferencia que reciben, actualmente ejercen su profesión exitosamente, en especial en Canadá, Centroamérica y Sudamérica.

Conclusión: Esperamos que las autoridades competentes den las instrucciones adecuadas para que tanto el MESCYT como el señor Lama y otros actores clave despierten de su “anestesia afectiva”, y comprendan la urgente necesidad de aprovechar y dignificar el talento profesional dominicano.

No se trata sólo de formar técnicos y profesionales, sino de integrarlos activamente al desarrollo nacional. La pobreza material no se combate con discursos ni promesas, sino con acciones sostenidas que transformen la educación, el empleo y la gestión pública en verdaderos motores de progreso. Que esta reflexión no quede en el olvido ni en la retórica, sino que inspire decisiones reales y sostenibles.

El autor es psiquiatra y general (R) del ejército

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