MIRANDO POR EL RETROVISOR

Por Juan Salazar

La semana pasada vimos un intercambio de invitaciones entre el presidente Luis Abinader y el ex presidente de la República, Leonel Fernández, a raíz de un debate sobre las obras ejecutadas en sus gobiernos.

Fernández primero invitó a Abinader a un desayuno, almuerzo o cena en su residencia de Santiago para conversar cara a cara sobre la realidad del país. Como respuesta, Leonel recibió una contra invitación del jefe de Estado a almorzar, pero en Pedernales, para hablar del desarrollo turístico de esa provincia y toda la región sur del país.

Sé que seguirá el debate sobre ejecuciones de ambos mandatarios en sus administraciones, especialmente de obras de infraestructura. Pero es una lástima que finalmente no se haya dado el encuentro, quizás nos perdimos un rifirrafe similar al que tuvieron recientemente los presidentes de Estados Unidos, Donald Trump, y de Ucrania, Volodymyr Zelensky, en el mismísimo salón Oval de la Casa Blanca.

Al pensar que ninguno se sintió cómodo con los lugares sugeridos para el encuentro, me animo a formular una invitación a Abinader y Leonel para que acudan a diversos escenarios y circunstancias que enfrentan día a día la mayoría de los dominicanos y dominicanas.

Invito a Abinader y Leonel a que caminen a pie y sin la seguridad que ostentan por las “zonas calientes” de cualquier barrio de la capital. No tiene que ser de noche, puede ser a cualquier hora del día.

Invito a Abinader y Leonel a que acudan a ese recorrido vestidos normalmente, incluso con gafas y gorras para pasar desapercibidos. Sin son arrestados en una redada podrían vivir esa traumática experiencia.

Invitó a Abinader y Leonel a pasar una noche en una casa ubicada frente a un «teteo».

El expresidente Leonel Fernández y el gobernante Luis Abinader durante el debate que organizó la Asociación Nacional de Jóvenes Empresarios (ANJE) en el pasado proceso electoral.

El expresidente Leonel Fernández y el gobernante Luis Abinader durante el debate que organizó la Asociación Nacional de Jóvenes Empresarios (ANJE) en el pasado proceso electoral.ARCHIVO/LD

Invito a Abinader y Leonel a recorrer también los barrios para que observen los montones de basura por doquier. Incluiríamos una parada en el mercado “nuevo” de la avenida Duarte.

Invito a Abinader y Leonel a mudarse a un barrio donde los vecinos duran hasta 15 días sin recibir el servicio de “agua potable”.

Invito a Abinader y Leonel a que beban por unos días agua del grifo servida por la CAASD en lugar de la embotellada, que provoca un significativo gasto de bolsillo en la mayoría de los ciudadanos por la desconfianza en el líquido que sirve la institución estatal.

Invito a Abinader y Leonel a que acudan a la emergencia de un hospital público o que intenten hacer una cita para consulta con un especialista. Quizás tengan la suerte de conseguirla antes de dos meses.

Invito a Abinader y Leonel a una farmacia a comprar las medicinas de un segundo percance de salud, para escuchar cuando les digan: «Su cobertura está agotada».

Invito a Abinader y Leonel a dormir sin el privilegio de un inversor o una planta de emergencia en medio de un apagón o una de las frecuentes averías en el servicio de electricidad, con mosquitos incluidos.

Invito a Abinader y Leonel a ir a una estafeta de pago de cualquier distribuidora de electricidad para que escuchen las quejas de los usuarios por las elevadas facturaciones y el deficiente servicio.

Invito a Abinader y Leonel a transitar sin franqueadores por las calles y avenidas del país, donde los tapones y el irrespeto constantes a las normas han convertido las vías públicas en un pandemonio.

Invito a Abinader y Leonel a usar un motoconcho por la desesperación de llegar temprano a cualquier destino. Podrán observar la “prudencia” de los conductores de esos vehículos en las vías públicas.

Invito a Abinader y Leonel a abordar el Metro de Santo Domingo en horario de 6:00 a 8:00 de la mañana y de 5:00 de la tarde a 7:00 de la noche, para que disfruten esa confortable experiencia.

Invito a Abinader y Leonel a montarse en un carro de concho o en una guagua voladora.

Invito a Abinader y Leonel a consumir por una semana el desayuno escolar, específicamente en una escuela donde utilicen pesticidas en los alrededores.

Invito a Abinader y Leonel a orinar en uno de los baños de la escuela Gregorio Urbano Gilbert, de Villa Mella, donde según una crónica publicada recientemente por Listín Diario, la falta de agua tiene esas áreas hecha un asco.

Invito a Abinader y Leonel a que procuren inscripción en una escuela pública para un niño allegado a sus familias, sin usar sus influencias, cuando inicie ese proceso.

Invito a Abinader y Leonel a observar desde un lugar estratégico con binoculares cómo penetran los haitianos por los puntos fronterizos.

Invito a Abinader y Leonel a pasar tan solo un par de días en las dos principales maternidades del país, para que constaten la realidad de los partos de haitianas.

Invito a Abinader y Leonel a llamar por teléfono a cualquier institución del Estado, interesados en obtener información sobre cualquier gestión o servicio. Quizás lo logren con una sola llamada y en pocos minutos.

Invito a Abinader y Leonel a también procurar servicios en esas instituciones públicas, sin ampararse en su condición de presidente y ex jefe de Estado.

Invito a Abinader y Leonel a realizar la compra de una quincena y de la siguiente en el supermercado de cualquier ciudadano para que vean cómo cambian los precios en cuestión de días. Quizás se animen y se la paguen.

Invito a Abinader y Leonel a visitar unos cuántos ríos para que observen como la extracción de agregados, a la vista de todos, ha diezmado esos recursos naturales.

Invito a Abinader y Leonel a pasarse unos días en temporadas de lluvias en «viviendas» ubicadas en zonas vulnerables, especialmente las que están a orillas de ríos.

Invito a Abinader y Leonel a mudarse por unos días a una casa ubicada en el entorno de una cañada.

Invito a Abinader y Leonel a que intenten recuperar el dinero de una estafa inmobiliaria.

Invito a Abinader y Leonel a reclamar justicia en cualquier tribunal del país, para que comprueben que realmente vivimos en un Estado democrático y de derecho, sin importar la clase social.

Invito a Abinader y Leonel a vivir la angustia de buscar a un familiar desaparecido, sin la ayuda de un operativo por aire, mar y tierra.

En conclusión, podría realizarles a Abinader y Leonel otras invitaciones que extenderían demasiado este artículo. Sé que los lectores tienen otras para ambos líderes políticos.

Si acuden a esas invitaciones que les hago y otras que podrían formularles ciudadanos de a pie, sin dudas, podrían aquilatar la realidad de la mayoría de la población, que tan solo anhela una República Dominicana donde sus presidentes creen mejores condiciones de vida y satisfagan las necesidades más apremiantes.

Las obras públicas de las que ahora se ufanan Abinader y Leonel, a las que no dejo de reconocer su importancia para el desarrollo social y económico del país, no son la real prioridad de una población que lucha cada día por sobrevivir en medio de angustiantes limitaciones y carencias.

Si Abinader y Leonel aceptan mi invitación, yo cubro la dieta que conllevaría esa movilización, claro sin la parafernalia de los funcionarios y adláteres que suelen acompañar siempre a los gobernantes y líderes políticos, a costillas del Estado.

Y se ahorrarían un costoso desayuno, almuerzo o cena en un fino restaurante o una vivienda confortable.

Por Orbita Informativa

Periódico digital con sede en Santo Domingo, capital de República Dominicana, nació en septiembre del año 2021.

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