Enfoque

Por Felipe Román

Apreciado y amable lector, iniciaremos dando una definición sencilla de lo que se conoce como expectativa de vida, que también se denomina esperanza de vida, y en esencia es el número promedio de años que una persona podría vivir, calculado en base a datos estadísticos de determinada población.

En cuanto a ese tema, nuestro amado país debe sentirse sumamente orgulloso, debido a que, aunque reconocemos que no estamos aún cercanos a los países llamados del primer mundo en cuanto a riquezas materiales, aun siendo así, nuestra evolución en cuanto a expectativas de vida está cercana a esas naciones, y continuará siendo digna de sentirnos pletóricos de alegría.

Así por ejemplo, en los años 50 del siglo pasado nuestra expectativa de vida era apenas de 46 años. En 1980 ya era de 63 años. Y ya en 2024 está en 74 años. Aunque debemos aclarar que, en el caso de las mujeres, estás nos aventajan con cinco años, o sea, es de 78-79 años.

Apreciado lector es muy probable que usted con su mente fértil y ágil piense que esa diferencia se debe a que nuestras mujeres se preocupan más por hacer dietas rigurosas, ir a los gimnasios, y atender con esmero su cuidado personal, mientras que los hombres no solemos ser tan cuidadosos. Sin embargo, aunque todo eso parece muy lógico, la realidad es que esa diferencia se debe a que la mayoría de las mujeres aprenden desde niñas a hacer catarsis, que desde el punto de vista psicológico consiste en sacar fuera aquello que nos molesta u ocasiona algún daño (esto lo hacen hablando hasta por los codos con cualquiera que las quiera oír). Mientras que el hombre tiende a reprimir sus emociones negativas. En el mundo artístico, se denomina catarsis al proceso de liberación de emociones fuertes a través del arte. Y sabemos que nuestros trinitarios usaban el arte, para por medio de dramas exponer nuestro sufrimiento por la ocupación haitiana y la necesidad de liberarnos. Y eso fue algo, además de genial, de un valor espartano y sumamente riesgoso, debido a que usando juegos de palabras, hacían sus actuaciones aun estando autoridades haitianas en el auditorio. Ese ejemplo de valentía fue tomado por nuestra Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD), y con un grupo teatral llamado “Poesía coreada”, en las peligrosas décadas de los sesenta y setenta, recorrieron todo el territorio nacional.

Un lector quisquilloso podría pensar y decir más o menos lo siguiente: El autor de este artículo está dejando claramente evidenciado que está «perdido» de una manera parecida a la serie de televisión de la década del 60 titulada “Perdidos en el espacio» y de la que Netflix hizo una versión en 2018. Le responderé que ese juicio no me molesta, porque tan solo deja percibir que quien así se expresa, es una persona agobiada por la angustia, lo que le impide tener paz y tranquilidad para leer concentrado y con sabiduría.

De todas maneras, vamos a complacerle y diremos que el título de este artículo se debe a que la Biblia describe a un rey al cual se le prolongó la vida. Ese rey fue Ezequías. Veamos: «Comenzó a reinar Ezequías siendo de veinticinco años, y reinó veintinueve años en Jerusalén. El nombre de su madre fue Abías. E hizo lo recto ante los ojos de Jehová». (2 Crónicas 29:1-2).

La mayoría de las mujeres aprenden desde niñas a hacer catarsis para sacar fuera aquello que les molesta u ocasiona algún daño, mientras los hombres tienden a reprimir sus emociones negativas.

La mayoría de las mujeres aprenden desde niñas a hacer catarsis para sacar fuera aquello que les molesta u ocasiona algún daño, mientras los hombres tienden a reprimir sus emociones negativas.EXTERNA

Todo marchaba excelentemente para Ezequías en su reinado. No era corrupto, y el pueblo disfrutaba de una gran bonanza económica. Sin embargo, como nuestra vida cotidiana es veleidosa, sucedió que cuando tenía 14 años reinando -39 de edad- se enfermó, y casi todos los escritos seculares dicen lo siguiente: Posiblemente se trataba de una «ulcera» maligna de la piel. Sin embargo, quien esto escribe cree que la enfermedad que tuvo Ezequías era lo que conocemos como Pie Diabético, la cual sabemos que provoca úlceras en la piel y aquí todavía sigue matando personas, mientras en Cuba eso no ocurre. En el libro de Isaías se describe la enfermedad de este rey.

El asunto es que como Ezequías era creyente, oró a YHAVÉ pidiendo que lo sanase de algún modo. Por esa razón cuando pocos días después le fue informado que el profeta Isaías se encontraba en el antedespacho con deseos de verle, reaccionó con alegría, porque interpretó que su visita era una respuesta a sus oraciones pidiendo salud. En esa época remota se creía que los profetas tenían el poder de curar enfermedades. Y aún hoy muchos telepredicadores charlatanes hacen un show deprimente con marcado histerismo, haciendo «ver» que con un «empujón» las personas caen y ya están curadas.

Pero dejando ese tema aparte, Ezequías le envió a decir a Isaías que terminaría lo más rápidamente posible de firmar unos «papeles de Estado», e inmediatamente le pasaría. Así lo hizo, y estando muy esperanzado, creía que sería sanado por Isaías. Sin embargo, Isaías sin ningún preámbulo, en lugar de darle un trato afectuoso y usar palabras reconfortantes, lo que hizo fue «traspasar su alma», con lo siguiente: «Así habla Yahvé: Haz testamento, porque muerto eres y no vivirás». (Isaías 38:1. Versión Biblia de Jerusalén latinoamericana). E inmediatamente se marchó.

Apreciado lector es fácil para usted poder imaginar la inmensa angustia que sintió Ezequías, razón por la cual golpeaba su frente contra la pared, se halaba los cabellos y lloraba con profunda amargura. Cuándo por fin logró calmarse un poquitín, ocurrió lo siguiente: «Entonces volvió Ezequías su rostro a la pared, e hizo oración a Jehová y dijo: Oh Jehová, te ruego que te acuerdes ahora que he andado delante de ti en verdad y con íntegro corazón, y que he hecho lo que ha sido agradable delante de tus ojos. Y lloró Ezequías con gran lloro».

Recuerde usted por favor, que Isaías se había marchado, pero ocurrió lo siguiente: «Entonces vino palabra de Jehová a Isaías diciendo: Ve y di a Ezequías: Jehová Dios de David tu padre dice así: He oído tu oración, y visto tus lágrimas, he aquí que yo añado a tus días quince años». (Isaías 38:2-5).

Amable lector no crea usted que Ezequías reaccionó con alegría, lo cual podemos comprobar con lo que él escribió. Veamos: «A la mitad de mis días iré a las puertas del Seol; privado soy del resto de mis años». (Isaías 38:10). O sea que las expectativas de vida de Ezequías eran 78 años -mínimo- lo cual es fácil descifrar porque comenzó a reinar con 25 años de edad, y su enfermedad ocurrió cuando tenía 14 años reinando = 39 años, y como él dice: a la mitad de mis días… entonces 39+39= 78. Y más aun prácticamente lleno de ira, ya usted sabe que escribió: Que ha sido privado -robado- del resto de sus años.

Aprovecharemos ese relato para reflexionar que una persona muy allegada a quien esto escribe, le contó que siendo un niño de nueve años de edad, oró a YHAVÉ pidiéndole que deseaba vivir hasta la misma edad de su abuelo paterno que acababa de fallecer, a quien él amaba de manera inconmensurable. En su mente infantil, esa edad parecía sumamente lejana. Sin embargo, nosotros sabemos que la Biblia dice: «Los días de nuestra edad son setenta años; y si en los más robustos son ochenta años, con todo, su fortaleza es molestia y trabajo, porque pronto pasan y volamos». (Salmo 90:10).

Así que, a esta persona allegada, ya el próximo año se le cumple su «pacto», el cuál además de la edad incluía una cláusula en que pidió esos años sin enfermarse. Y como Yahvé cumplió su parte -nunca se ha enfermado- entonces esa persona aunque está preparada para cumplir la suya, aun siendo así desea que el «contrato» le sea prolongado por lo menos 15 años, como a Ezequías.

Deseamos aclarar que el salmo 90 fue escrito por Moisés, y que ya usted vio lo que dice con relación a la edad. Y eso, al igual que otras cosas escritas o dichas por él, carecen de validez, porque no son palabras de YHAVÉ transmitidas a él, sino que son su propia opinión, porque así también le dijo al pueblo de Israel en su discurso de despedida:» No aborrecerás al edomita, porque es tu hermano. (Deuteronomio 23:7). Sin embargo, poco tiempo después David atacó y arrasó a los edomitas. Y en cuanto a la edad, Moisés murió de 120 años, no de setenta.

YHAVÉ dijo que deberíamos vivir 120 años. Veamos: «Dijo YHAVÉ: No permanecerá para siempre mi espíritu en el hombre, porque no es más que carne, que sus días sean ciento veinte años». (Génesis 6:3).

Veamos lo de Moisés: «Era Moisés de edad de ciento veinte años cuando murió; sus ojos nunca se oscurecieron, ni perdió su vigor». (Deuteronomio 34:7).

Ya sabemos que los científicos aseguran que para 2045, la expectativa de vida será 120 años. Y como es probable que usted sea quisquilloso (a), entonces tan solo tiene que poner en Google así: Expectativa de vida para 2045 será de 120 años.

Conclusión: De todas maneras, aunque esa sea la expectativa de vida para 2045, la muerte de manera individual puede ocurrir a cualquier edad. Y peor aún, usted podría morir de manera afectiva, aunque viva muchos años biológicamente, por ser una persona aburrida.

Por eso le recomendamos que trate de reconciliarse consigo mismo (a), y así obtendrá paz, y no será como el «Pitufo Gruñón» que todo le molesta y le irrita, sino que ponga en práctica lo que dice la Biblia: «Lo mejor para el hombre y la mujer es comer y beber y disfrutar en medio de sus fatigas y afanes bajo el sol, en los contados días de la vida que Dios le concede; porque esta es su paga. No recordará mucho los días de su vida, mientras Dios le llena de alegría el corazón». (Eclesiastés 5: 17-18. Versión Biblia de Jerusalén Latinoamericana).

Lo que realmente hace disminuir las expectativas de vida es la incapacidad para manejar el estrés de manera individual.

El autor es psiquiatra y general (R) del Ejército

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