Oscar López Reyes

 

Oscar López Reyes

En el diario vespertino El Nacional, en unos 40 medios digitales y en más de dos mil WhatsApps publiqué, entre agosto y septiembre de 2024, los artículos Maduro contra Chávez y El socialismo y Maduro hacia Nicaragua, en los cuales clavé puntillazos a Miguel Mejía (Miguelón) por no haber renunciado como ministro sin Cartera para Políticas de Integración Regional, en el torso de su desobediencia pública a las directrices del Gobierno. Y lo repetí en conferencias que dicté en tres universidades, pero tuvo que aguardar hasta el 9 de enero de 2025 para su cancelación, que se derrama como memorable y digna de un estudio sobre la permanencia de un incumbente estatal con tres presidentes dispares.

Esta desazón en el interior del Gobierno fue tan inusitada -y con escasos precedentes- que me vi precisado a usarla con un comparativo entre los funcionarios públicos más y menos ruidosos. Singular interés despertó este parangón entre profesores colombianos que escucharon mi exposición La comunicación y el marketing desde el gobierno (19 de septiembre de 2024, en el universitario Centro de Estudios Financieros -CEF-).

Por igual aconteció -con mucho más atención- con Divulgación gubernativa: la noticia vs. la publicidad, en el VIII Congreso Iberoamericano. Comunicación 4.0: perspectiva y desafíos (22 de noviembre de 2024, en la Universidad Apec) y El sistema mediático gubernamental, en el XXVIII Congreso Hispanoamericano de la Prensa (28 de noviembre del mismo año, en UASD).

¿Y cuáles suenan con ronquidos sonsonetes? En las altas casas de estudios apostillé: “La desafiante desobediencia a las directrices oficiales del apasionado diplomático Miguel Mejía, quién con todo y su alejamiento de sus compromisos estatales, no renuncia a su cargo”.

Ya el 4 de septiembre, el diplomático Miguel Mejía nos había dejado boquiabierto: “El Gobierno está mintiendo al pueblo dominicano” en cuanto a su declaración sobre la incautación del avión vinculado al presidente venezolano Nicolás Maduro, retenido en el aeropuerto dominicano El Higüero desde mayo de 2024. Reversa: Pronto quiso rectificar y a este jefe de Estado sudamericano refirió la seriedad y la honorabilidad de la familia Abinader y del presidente de la República Dominicana.

Cuando se creía que el látigo ceñudo se había agrietado, el 8 de enero de 2025, en “un acto de profunda conciencia revolucionaria” o de arrebato, el secretario general del Movimiento de Izquierda Unida (MIU) volvió por su fuero, desbordándose en la Venezuela de Maduro, y luego matizó en el “injerencismo”. Subió de tono: Abinader convirtió el Palacio Nacional en un “un vertedero para exhibir todos estos fósiles” por haber recibido al excandidato presidencial, dado como ganador, Edmundo González Urrutia. Y, olvidando el lenguaje plenipotenciario y refrescando el izquierdista clásico, se explayó: “el gobierno del presidente Luis Abinader tiene un lugar en la historia y es el zafacón por todas estas medidas tan desafortunadas que ha tomado».

Empujado por ese temporal, a escasas horas del desmedido pronunciamiento, el jefe de Estado soltó su mano derecha y rubricó (9 de enero de 2025) el Decreto 8-25, que derogó su símil número 246 (14 de septiembre de 2016), que designó a Miguel Mejía como consejero sin cartera para Políticas de Integración Regional, con un salario de 300 mil pesos.

Este episodio puso fin, como un desenlace obligado, a este protagonismo mediático: la separación del cargo. Se interpreta que mantenerlo en el cargo entrañaba -al margen de la vetusta colaboración y afectividad- la mengua de autoridad presidencial, y rasgaba el cortinaje para que otros funcionarios emularan el comportamiento.

Similar a la sugerencia de las conferencias en las tres universidades, son muchos los que consideran que si no estaba de acuerdo con la política exterior del Gobierno, ni con la postura gubernamental frente a Nicolás Maduro, la lógica y la prudencia aconsejaban que Mejía dimitiera, elegantemente, al menos que fuera deliberadamente para ganarse la mejor cancelación, tal y cual ocurrió, como una briqueta de escándalo para brillar en el campo socialista.

Mejía magulló, penosamente, unos nexos cimentados en la confianza y la solidaridad, que le permitieron ingresar a la administración pública y durar más de 24 años, sin ser el líder de un partido de masas. Su habilidad relacional le entreabrieron el portón ancho en el Estado. Puede ser pensionado, porque se ha hecho acreedor de derecho.

¿Cómo y cuándo comenzó el vínculo familiar?

En doctor José Rafael Abinader Wassaf sentió indignación y frustración, primero con el presidente Salvador Jorge Blanco, por poner en tela de juicio sus informes sobre corrupción, por lo que renunció en 1984 como secretario de Finanzas, y segundo sus aspiraciones presidenciales fueron bloqueadas en la convención interna del Partido Revolucionario Dominicano (PRD) en el ocaso del citado decenio.

Por su discurso moralista y el cobro de 38 millones de dólares a la Gulf and Western, por no pagar, sectores fácticos le tendieron una barrera, construyeron y vendieron -y fue comprada- la imagen de que no sacaba votos, y hasta el matutino El Caribe en el período 1983-2000 dejó de publicar su nombre en la noticia y la publicidad.

En la llamarada de ese mechón colgante, el doctor Abinader reactivó la Alianza Social Dominicana (ASD) y con Miguel Mejía se acercó a Juan Bosch. En 1996 se hilvanó una amalgama -el Frente Patriótico- de los tres junto con Joaquín Balaguer y Marino Vinicio Castillo (Vincho), para impulsar la candidatura presidencial de Leonel Fernández, cuyo triunfo fue entronizado en la segunda vuelta electoral de 1996.

Entonces el doctor Abinader exteriorizó diáfanamente que no aceptaba ningún puesto en el Gobierno. Por tal razón, y a solicitud de Fernández, le entregó un listado con los nombres de 12 personas para ser nombradas en la administración pública. En el número 1 estaba Miguel Mejía y en el 2 Oscar López Reyes, quien declinó bajo el argumento de que públicamente había respaldado la candidatura presidencial del competidor José Francisco Peña Gómez.

En su segundo mandato, Fernández recordó la recomendación del doctor Abinader y, unida a la de Jimmy Sierra, designó a este último asesor de comunicación palaciego y luego secretario del Consejo de Administración de la Corporación de Radio y Televisión (CERTV, canal 4), cargo que desempeñó honoríficamente. A los tres años presentó renuncia irrevocable, la cual publicó en los principales diarios nacionales.

En 1996 Miguel Mejía fue nombrado por Fernández como embajador para el área del Caribe, por cuatro años. Cesó en el Gobierno de Hipólito Mejía, período en que se desempeñó como asesor de asuntos internacionales de la Universidad Dominicana O&M. En el 2004 fue reincorporado por Fernández como secretario de Estado sin cartera (ocho años) para asuntos internacionales; en el 2012 prosiguió con Danilo Medina (otros ocho años) como encargado para política de Integración Regional, y en el 2020 fue confirmado por Abinader Corona, a pesar de que en este último año su partido no lo apoyó electoralmente, como tampoco en el 2024.

El secretario general del MIU destaca que en este periplo de dos décadas y media logró el establecimiento y estrechamiento de relaciones de República Dominicana con Cuba, Vietnam, Corea del Norte, Libia, Rusia, Nicaragua, Bolivia, Ecuador, Uruguay y Venezuela. Se compenetró tanto con el ahora presidente indebido de este último país -aún no se conocen los resultados de los comicios del 28 de julio de 2024- que se pone de espalda a la inmensa mayoría de los dominicanos.

En este aturdimiento, la figura del doctor Abinader suena temerariamente. Cuando se analiza la ruptura institucional del Gobierno de Maduro a partir de las pasadas elecciones, los más conocedores del senador (1998-2002) del PRD concuerdan en que rechazaría la perturbación, como han hecho los partidos de las más variadas ideologías, entre ellos los de la izquierda liberal global. Y cuando se profundiza en el Gobierno de su hijo, se concluye en que su padre estaría satisfecho, particularmente con los temas de la corrupción, la deshaitianización del país y los valores democráticos.

Ufano, Miguel Mejía celebró su destitución como una condecoración, que dijo colocará en un cuadro de honor en su casa, lo que importantiza la apreciación de que fue bien ganada. Siendo así, habrá que enmarcarla como un diploma chocante, porque son pocos los que salen de un cargo con el buen sabor de la gloria, salvo que se estime que valida y redime el socialismo anticapitalista.…………….. 19 de enero de 2025.

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