Enfoque
Por Felipe Román
Apreciado y amable lector, sin entrar en disquisiciones filosóficas interminables, le diremos que existe consenso en que lo fundamental en cualquier transformación es mantener aquello que ha dejado demostrado que funciona, y cambiar lo que no.
Sin embargo, debemos tener mucho cuidado con los cambios, debido a que estos deben ser para mejorar como personas en lo individual, y que también los cambios colectivos que nos lleguen de instituciones con la autoridad para hacerlos, sean para beneficio de la comunidad de que se trate, o sea, que no se conviertan en un retroceso.
Por ejemplo, todos sabemos que en nuestra ciudad capital los taponamientos del tránsito son verdaderamente infernales. Y que a esos «tapones» contribuían los camiones recolectores de basura del Ayuntamiento del Distrito Nacional, debido básicamente a que salían a hacer su labor, precisamente en las horas cuando los ciudadanos suelen salir a llevar a sus hijos a las escuelas públicas y a los colegios, y luego a sus diferentes empleos u ocupaciones diversas.
Y daba la impresión de que estos energúmenos «gozaban» con ocasionar esos «tapones», porque ante los bocinazos de los que estábamos «atrapados», muchos de ellos respondían haciendo «muecas» desafiantes. Eso provocaba que incluso personas pacíficas, como quien esto escribe, pensasen en decirles todo tipo de palabras impublicables.
Y, por más que usase como autoterapia psicológica, repetir mentalmente el versículo uno del salmo 46 que dice: «Dios es nuestro amparo y fortaleza, nuestro pronto auxilio en las tribulaciones». Aún haciendo esto, era plenamente consciente de que no podía controlar la liberación del cortisol, sustancia responsable del estrés.
Y aunque en varias ocasiones cambiase la ruta, siempre me encontraba con ellos. El asunto es que cuando David Collado -con quien no tengo ningún vínculo- estuvo como alcalde, puso en práctica el cambio de horario de recogida de basura. O sea, en lugar de hacerlo en las horas matutinas, dispuso que se hiciese en horas de la madrugada. Y aunque es cierto que los atascos no desaparecieron por completo, sí disminuyeron de manera significativa, e Incluso eso sirvió -aunque pueda parecer cómico-, para que muchos mejorásemos nuestra calidad de vida, debido a que esos berrinches de lunes a viernes, tenían la capacidad de incluso provocar muertes súbitas.
Amable lector, creemos que a usted le ha quedado claro que un cambio adecuado puede ser sumamente beneficioso para toda una comunidad, y cuando éste es nacional, entonces puede ser beneficioso para todo un país.
Nuestro país tuvo en el pasado un departamento en la Policía denominado “Patrulla a pie”, que hacía una excelente labor disuasiva de la criminalidad.
Veamos ahora el ejemplo contrario. Nuestro amado país hasta mediados de la primera década de este milenio, tenía un departamento en la Policía denominado “Patrulla a pie”, que hacía una excelente labor disuasiva de la criminalidad.
En la película “Los Intocables” (1987), protagonizada por Kevin Costner como Elliot Ness, Sean Connery como Jim Malone, y Andy García como George Stone, hay una escena memorable con Sean Connery vestido con uniforme policial y su macana, patrullando a pie, y teniendo un diálogo con el también policía -vestido de civil- Kevin Costner. La motivación para referirnos a esa excelente película es que usted pueda percibir que la Policía a pie, no es exclusiva de los llamados despectivamente países del tercer mundo = países atrasados. Y usamos esa expresión, debido a que un jefe policial de la primera década de este milenio, parece ser que tuvo una epifanía -debemos aclarar que tiene dos acepciones: 1- festividad que celebra principalmente la Iglesia Católica el día 6 de enero, en conmemoración de los Reyes Magos. 2- Es básicamente una revelación.
Veamos un ejemplo de Epifanía. El mafioso norteamericano «Bugsy» Siegel (1905) logró hacerse rico como traficante de alcohol. Pero esa fuente de grandes ingresos terminó en 1934, porque el gobierno norteamericano derogó la llamada Ley Seca. Entonces en un momento en que «Bugsy» atravesaba en su automóvil lo que en esos momentos era el desierto de Mojave, Nevada, él se detuvo para orinar, y normalmente solo se veían infinidad de cactus y algunos coyotes, pero él tuvo en esos momentos la Epifanía -revelación- y en lugar de cactus y algunos coyotes, lo que «vio» fue prácticamente una montaña inmensa de dólares. Entonces como era un hombre de acción, logró convencer a sus jefes mafiosos, y al Estado de Nevada -dueño de los terrenos- de que se hiciese en ese desierto lo que hoy conocemos como los famosos casinos de Las Vegas.
Lo que deseamos es que usted pueda percibir claramente que una Epifanía puede dar «frutos positivos».
En el caso de ese jefe de la Policía, parece ser que su Epifanía fue que la denominada Patrulla a pie era un símbolo de país atrasado. Y acto seguido, sin mucho análisis, usó su poder de jefe policial y la abolió, sin que esta acción nos trajese ningún resultado positivo.
Como nuestro país tiene a Estados Unidos como referente de nación del «primer mundo», entonces veamos ahora la experiencia de ellos con la denominada Patrulla a pie.
El termino “Hot Spot” es una jerga usada en Criminología para identificar las zonas de alta criminalidad y, en esas áreas problemáticas, poner en marcha un plan de patrullaje policial a pie, en motocicleta o en coche policial, con el propósito de prevenir la criminalidad.
El subcomisario de Filadelfia, Kevin Bethel, sugirió en 2008 un nuevo experimento de Patrulla a pie. Con ese propósito se comunicó con Jerry Ratcliffe, profesor de justicia penal en la universidad de Temple y antiguo agente policial en Londres.
Ratcliffe conocía los antiguos experimentos que se habían hecho en Newark. Y decidió poner en práctica la técnica denominada “Hots Spots Policing” (policía de puntos calientes), la cual había surgido en 1990 por los esfuerzos de David Weisburd y Laurence Sherman.
En esencia, Ratcliffe y el subcomisario policial de Filadelfia consiguieron que se aumentase la vigilancia policial en los denominados puntos calientes o zonas de gran criminalidad. Ese experimento se llevó a cabo durante el verano de 2009, y posteriormente, Ratcliffe y sus colegas recogieron los datos. Y de los 120 puntos conflictivos que estaban estudiando (60 con Patrulla a pie, y 60 sin ella), se encontró que hubo una reducción del 23% en los crímenes violentos donde se hizo el patrullaje a pie, así como la disuasión para otro tipo de criminalidad, como por ejemplo tirón de carteras a las mujeres.
Es importante destacar que donde hubo Patrulla a pie, los jefes de estos lugares participaban de las reuniones de las diferentes juntas de vecinos. Y podemos decir con mucho orgullo que los jefes de muestra Patrulla a pie también participaban de manera activa de las reuniones de esas organizaciones comunitarias.
Deseamos destacar también la importancia de que el comandante de una zona equis haga bien su trabajo.
Así por ejemplo, aunque no tenga la fama de Ratcliffe, deseo destacar que el comandante de la zona donde se encuentra el populoso barrio San Carlos, teniente coronel Richard del Rosario, -a quien tampoco conozco y nunca he visto- ha logrado algo que la comunidad sancarleña ya estaba resignada a que nunca ocurriría. Los estudiantes de la universidad Utesa en ese sector, especialmente las féminas, sufrían constantemente de robos de carteras de manera descarada. Y muchas eran ultrajadas y vejadas de una manera horrible y bochornosa. Por igual, cualquier persona era despojada de su celular y otras pertenencias. Sin embargo, desde hace aproximadamente seis meses, con la llegada del teniente coronel Del Rosario a esa zona, aunque usted no lo crea, la criminalidad se ha reducido prácticamente a cero.
Quien esto escribe no puede describir -porque no lo sabe- el método que este comandante policial ha usado para lograr esos hechos tan significativos, que incluso ha contribuido a que la membresía de la Iglesia católica de ese sector haya regresado al templo, porque esta había disminuido de manera significativa por la delincuencia.
Conclusión: Ojalá las autoridades competentes restauren las patrullas a pie en los sitios conocidos por su alta criminalidad. Y la complementen con comandantes zonales como el de San Carlos. Y que los sacerdotes y pastores de esas comunidades no se queden pasivos, como dice la Biblia, con una conducta tibia. Porque eso no es del agrado de Yhavé. (Apocalipsis 3:15-16).
Post data: Para los quisquillosos deseamos aclarar que quien esto escribe no es oriundo del barrio San Carlos, sino del glorioso sector de Villa Duarte.
El autor es psiquiatra y general (R) del Ejército