Por Alexis Barreras Corporan

La comunidad musical dominicana tras la inesperada muerte de Rafaelito Román (Ramón Rafael Ramos Román), pierde a un virtuoso del acordeón considerado “El más completo” y referente indiscutible del merengue típico.

Su destreza en el acordeón, junto a su dominio de la tambora, la güira y el saxofón, le valieron el reconocimiento de sus pares y el cariño del público. Como describe la biografía del investigador musical Rafael Chaljub Mejía en su libro «Antes de que te vayas… Trayectoria del Merengue Folclórico» (2006), Román creció en El Mamey, inmerso en la tradición musical del Cibao y la Costa Norte, influenciado por grandes como Ñico Lora, el Trío Reynoso y Matoncito. Su estilo, fiel al “merengue derecho” de figuras como Tatico Henríquez, El Ciego de Nagua y Francisco Ulloa, se convirtió en un referente para generaciones posteriores, esto incluye a artistas contemporáneos que han modernizado el género como El Prodigio, El Mambólogo Geovanny Polanco, Krispi y la Banda Real.

Más allá de sus conocidas virtudes musicales, Rafaelito Román se caracterizó por su humildad y afecto. Junto a sus hijos, mantenía una escuela dedicada a la enseñanza de la música típica a niños y jóvenes, asegurando la continuidad de este legado invaluable. Su fallecimiento deja un vacío en la música típica dominicana, perdiendo a un maestro, un consejero y un pilar fundamental de su tradición.

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