Por: Oscar López Reyes

El ejercicio de la comunicación gubernamental se torna cada día más intrincado, porque cabalga a lomos del tablero de la conflictividad, que se encapsula en nuevos factores que se han vuelto paradigmáticos, como la espectacularización mediática y la interferencia de otras ecuaciones no algebraicas, sino de la decadencia ético-moral de la comunidad.

La sociedad, y por lo tanto el Gobierno, está lidiando contra la creciente proliferación de chantajistas y usurpadores mediáticos, que utilizan las redes sociales y los medios audiovisuales como campo de batalla. Distorsionan relatos simbólicos, con tintes sensacionalistas y morbosos, en un uso abusivo, violatorio de la ética comunicativa y las normas jurídicas, para ganar views e intimidar con propósitos inconfesables.

Aceptar un cargo público y trascender como figura pública ha devenido en el mayor peligro de un ciudadano, en vista de que cualquier sujeto sin formación periodística deforma, sobredimensiona y escandaliza un hecho, generalmente sin conocer lo que nosotros los profesores de comunicación social les insistimos a nuestros alumnos: la investigación, la verificación y comprobación de acontecer, así como la subsecuente corrección de contenido y estilo por un veterano de la profesión.

Los otros cuatro elementos que sirven de consumo, sin la utilización de ninguna casuística o razonamiento ético-jurídico, son los anónimos y fake news, diseminados contra un funcionario por aspirantes al mismo cargo, por empleados inconformes, desleales, incumplidores, incompetentes y adversarios ocultos; por competidores políticos y por empresarios afectados con decisiones administrativas.

Tenemos que ser reiterativos de que el mayor peligro de un ciudadano dominicano en estos momentos es ocupar un cargo público, por las imputaciones y denuncias, generalmente apresuradas e infundadas, provenientes de uno de los litorales antes citados.

El sistema mediático se entrecruza, envuelto en los ejes anteriores, en su función de actor estrella en el actual sistema infocrático, tanto en la noticiabilidad como en el infoentretenimiento, que incluye la morbosidad y la trivialidad sensacionalista por imberbes y maliciosos.

En ese panorama, el ejercicio de la comunicación gubernamental se restituye escabroso, especialmente con la desinformación y la manipulación desinteresada, que ocupan lugares de supremacía, por lo que se impone desde las instancias oficiales dar mayor cobertura a la difusión informativa institucional, a la comunicación interna, a la política de vocería, a los planes de medios, situando en espacios de relevancia los planes de manejo de crisis, con el relevante segmento de la crisis digital.

El periodismo tradicional se ha debilitado en audiencia, pero no en credibilidad, y las redes sociales han aumentado en número, como en la República Dominicana, donde contamos con más de 600 portales, una parte de los cuales difunde informaciones sin confirmar, por la ausencia de academicismo y el predominio de la inmediatez. Esa cantidad se estampa por la incredulidad, y se está haciendo cotidiano no responder a esos necios y mamarrachos que manipulan medios de bajísima audiencia, y cuyos contenidos se diluyen con el pasar de las horas.

A esos online y audiovisuales les pasará como a las novelas grotescas y ampulosas: pocos las leen. En breve tiempo saldrán de circulación, porque sus productores se cansarán de hacer un esfuerzo sin recompensa. No tendrán anuncios, como tampoco audiencias, por las mentiras y la ausencia de razonabilidad.

El ejercicio de la comunicación en el Gobierno ha sido, en el vértice del trincheterismo comunicativo tóxico, bastante moderado, tolerante y alejado de la confrontación. En su prudencia, en ocasiones ha reaccionado con timidez y ha estado a la defensiva.

Los rasgos medulares de esa línea de acción estratégica se cubren en los siguientes puntos:

1.- El presidente Luis Rodolfo Abinader figura como el protagonista oficial, o el apagafuegos, por ser creíble. Escucha, ratifica y se le percibe como sencillo y sincero.

2.- La estructura gubernamental superior reacciona con prontitud ante escándalos y aconteceres significativos.

3.- La timidez mayor ha estado en altos funcionarios, que rehúyen contactos con los medios, especialmente a las entrevistas.

4.- Instancias estatales han estado sometidas a presión por mediáticos que exigen la ampliación y diversificación del pastel publicitario, en el instante en que el jefe del Estado implementa mecanismos para que la inversión publicitaria sea más reducida y productiva.

En el accionar gubernamental se interponen dos intercepciones, asonantes y disonantes, que exteriorizan signos altamente identificables.

¿Quiénes se oyen con sonidos concordantes?

1.- La aceptabilidad y moderación de la vicepresidenta de la República, Raquel Peña.

2.- El inusitado interés que ha despertado La Semanal de los lunes del presidente Abinader Corona.

3.- La sensibilidad y afectividad de la Prima Dama, Raquel Arbaje.

4.- Los frecuentes espacios pagados del Banco Central, en los diarios de papel, ilustrando sobre distintos tópicos de la economía nacional.

¿Y cuáles suenan con ronquidos sonsonetes?

5.- La controversia del presidente del Consejo Unificado de las Empresas Distribuidoras de Electricidad, Celso Marranzini, por su inusual arrojo en la cobranza a los mala-pagas del consumo de electricidad.

6.- El veto al ministro de Educación, Angel Hernández, por la apetencia del 4% y su estilo apagado y humilde.

7.- La desafiante desobediencia a las directrices oficiales del apasionado diplomático Miguel Mejía, quién con todo y su alejamiento de sus compromisos estatales, no renuncia a su cargo.

Imperativamente, la acción estratégica del presidente Abinader Corona se ha caracterizado por un uso inteligente de los nuevos medios y redes sociales, presentando un contenido fresco y actualizado. En particular, su implementación de canales digitales, como WhatsApp, ha permitido una comunicación efectiva con la ciudadanía.

Este enfoque innovador no solo ha facilitado la difusión de información relevante, sino que también ha destacado al mandatario dominicano como uno de los líderes en América Latina en el uso de estas herramientas digitales para la comunicación gubernamental.

Igualmente, ha impulsado la colaboración entre las instituciones estatales, para desarrollar estrategias conjuntas que abordan temas de impacto significativo para la ciudadanía. Y este enfoque se complementa con una efectiva microsegmentación del contenido, adaptando la comunicación de cada entidad según el sector al que pertenece.

Como quintaesencia filosófica, esta estrategia permite que los mensajes sean más relevantes y específicos, mejorando así la interacción y el compromiso de los ciudadanos con las iniciativas del Gobierno.

 

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