Enfoque

FELIPE ROMÁN

Amable lector, es casi seguro que al ver ese título sus ojos se abran desmesuradamente, no dando crédito a lo que acaba de leer y se diga mentalmente: «Primera vez que veo algo así». Y que el gusanillo de la curiosidad le haya picado, razón por la cual haya decidido leer esta publicación, aunque lo haga con la predisposición de que tan solo encontrará un montón de sandeces escritas por un orate. Lo importante para quien esto escribe es que usted tenga la paciencia de llegar hasta el final.

La definición inicial de parricidio era más o menos la muerte de los progenitores ocasionada de manera intencional por cualquiera de sus hijos. Y también se incluía como parricidio la muerte entre hermanos. Bajo el Código Romano y por disposición del emperador Augusto César se dejó establecido que se confiscarían todos los bienes del padre. Luego el emperador Justiniano corrigió ese exceso, y sólo se hacía la confiscación si no había herederos. El código siguió evolucionando y solo se consideraba parricidio la muerte de uno de los padres, o de ambos a mano de uno de sus hijos, o de varios de éstos. Y la muerte entre hermanos pasó a considerarse sencillamente homicidio.

El grandioso Sigmund Freud presentó un ensayo titulado “Dostoyevski y el parricidio” (1927, 1928). En ese ensayo Freud dedica su mayor esfuerzo a denostar a Fiódor Dostoyevski (11 noviembre 1821, 9 febrero 1881). Y trata de presentarnos al escritor ruso como un criminal. Como una tarea así no es sencilla, veamos el fundamento de Freud: «Nos preguntaremos de donde nos viene la tentación de incluir a Dostoyevski entre los criminales: Respuesta, es por la elección de sus temas literarios, en los cuales prefiere los caracteres egoístas, violentos y asesinos, lo que indica la existencia de tales inclinaciones en su fuero interno». Es decir, que para Freud aunque Dostoyevski nunca fue conocido como una persona violenta, él deduce que por los protagonistas de sus obras es completamente claro que éste era un criminal potencial.

A lo anterior se agrega que Dostoyevski era epiléptico, en una época en que lamentablemente no se conocían los medicamentos anticonvulsivantes. Y a esa desgracia le añade Freud la suposición de que tenía una disposición bisexual, pero que nunca pudo probar. Lo interesante es que esas crisis epilépticas constituían para Freud la prueba máxima de los impulsos parricidas de Dostoyevski. Veamos sus palabras: «Así pues, la fórmula correspondiente a Dostoyevski será esta: Un sujeto de disposición bisexual particularmente intensa, que puede defenderse con singular energía de su dependencia de un padre especialmente duro. Este carácter de la bisexualidad lo añadimos a los componentes de su personalidad. El síntoma temprano de los «ataques de muerte» se nos explica así como una identificación con el padre, tolerados por el Súper _ yo con un fin punitivo. Has querido matar a tu padre para ocupar tú su lugar, pues bien: Ahora eres tú el padre, pero el padre muerto».

Mueve a risas esa singular «explicación» de Freud de que Dostoyevski deseaba matar al padre (parricidio), y que con sus crisis epilépticas lograba su propósito, pues se convertía el mismo en el padre, pero en el padre muerto. Para que usted pueda captar la esencia de ese lenguaje Cantinflesco de Freud, le diremos que está basado en que desde el inicio de la humanidad se ha considerado el sueño como una especie de muerte pequeña. Y por eso los grandes poetas se han referido a la muerte como un sueño. Y la Biblia también lo hace así. Entonces como durante el intervalo de las crisis epilépticas hay una fase de sueño, que ya vimos que Freud metafóricamente le llama “ataques de muerte», los cuales según él ocurren con un fin punitivo, como una manera de liberarse de sus sentimientos de culpa, por sus impulsos parricidas.

Esta es una explicación para que nos desternillemos de la risa. Lo que debe quedar claro es que Freud en su fuero interno admiraba inmensamente a Dostoyevski, pero como no pudo emular a éste como novelista, entonces esa frustración le lleva a sentir a nivel consciente un profundo rechazo, y esa es una razón de que incurra en esas acusaciones falaces de bisexual y parricida, aportando argumentos en ese ensayo que tan solo pueden ser calificados como una mala novela de ficción.

Freud reconoce que «Los hermanos Karamazov es la novela más acabada que jamás se haya escrito».

Freud también dice en ese ensayo que «no cabe atribuir al azar que tres obras maestras de la literatura universal traen el mismo tema: el parricidio, tal es en efecto, el tema del Edipo de Sófocles, del Hamlet Shakesperiano, y de los hermanos Karamazov. Y en los tres aparece también a plena luz el motivo del hecho: La rivalidad sexual por una mujer».

Con el mayor respeto posible, vamos a hacerle una crítica al grandioso Freud, planteando que no es cierto que el tema central de esas tres renombradas obras sea el parricidio. De las tres tan solo en Edipo Rey, de Sófocles, queda clara la muerte del padre a manos del hijo, pero no existe la intencionalidad de matarlo. Y ya aprendimos en líneas anteriores, que sí no existe la intencionalidad, no se considera parricidio. Y además cualquiera que lea esa obra puede percibir muy fácilmente que esa muerte no ocurre motivada en rivalidad sexual, aunque a fin de cuentas se queda con la mujer de su padre, o sea, su madre.

En Hamlet, de Shakespeare, no podemos hablar de parricidio, porque aunque ocurre la muerte del padre, ya también vimos en un artículo anterior que es su hermano Claudio quien mata al rey. Usted podría alegar: pero en el pasado se consideraba parricidio la muerte entre hermanos. Es cierto, pero también dijimos que eso fue cambiado en el código para considerarlo homicidio. Y en la época que Freud escribe el ensayo citado (1927-1928), ya eso era de conocimiento público.

En los hermanos Karamazov de Dostoyevski, también ocurre la muerte del padre, pero no llega a establecerse, sin que queden dudas razonables, la culpabilidad del hijo, aunque el jurado la declare.

Veamos: «El decano de los jurados, que resultó ser, precisamente el funcionario joven, el más joven de todos, proclamó con voz fuerte y clara: ¡sí es culpable!, en aquel instante, se levantó Mitia y clamó con voz desgarradora, extendiendo sus brazos: Juro por Dios y su juicio final que de la sangre de mi padre no soy culpable».

Freud reconoce que «Los hermanos Karamazov es la novela más acabada que jamás se haya escrito». Sin embargo, en ese ensayo existen ataques despiadados contra Dostoyevski. Veamos sus palabras: «Tampoco el resultado de la lucha moral de Dostoyevski es nada loable, sometiéndose a la autoridad seglar y a la eclesiástica, venerando al Zar y al Dios de los cristianos. Este es el punto débil de la magna personalidad de Dostoyevski: No quiso ser un maestro y un Libertador de la humanidad, y se sitúo al lado de sus carceleros. El porvenir cultural de la humanidad tendrá muy poco que agradecerle. No sería fácil demostrar que su neurosis le condenaba al fracaso».

Para tratar de entender estos conceptos de Freud sobre Dostoyevski, recordemos que, por los mismos años de la publicación de ese ensayo, presentaba también «Una experiencia religiosa», trabajo en el cual trata en esencia sobre una carta que un médico norteamericano le envía, y le refiere que él había tenido dudas sobre la existencia de Dios, y su posterior convencimiento de esa existencia.

Freud le responde con un marcado cinismo: «A esa carta contesté cortésmente que le felicitaba de que una tal experiencia le hubiese permitido conservar su Fe. Dios no ha hecho tanto por mí. Por último, me comunicaba que rezaba por mí, implorando a Dios que me otorgase la Fe verdadera. Tales plegarias no han hecho hasta ahora el menor efecto».

Otro dato importante es que para la época en que Freud escribe esos dos ensayos, ya Friedrich Nietzsche había proclamado la muerte de Dios, en su libro «Así habló Zaratustra» (1883, 1885).

También hacer notar que los ataques de Freud a Dostoyevski estuvieron motivados básicamente en que Freud era un ateo irreductible, mientras Dostoyevski un creyente fervoroso, y eso hacía que lo detestara. Y por eso dijo: «No quiso ser un maestro y un libertador de la humanidad y se sitúo al lado de sus carceleros». Y usted por favor no olvide que uno de esos carceleros -según Freud- era el Dios de los cristianos.

Creemos que ha quedado claro que la antipatía de Freud a Dostoyevski estuvo motivada en la religiosidad de éste, que irritaba a Freud y le hacía sentir una especie de «náusea filosófica». Y es importante aclarar que él trató de presentar a Dostoyevski como un parricida, pero realmente los verdaderos parricidas eran Freud y Nietzsche, quienes «mataron» a su manera al Padre Celestial.

Nietzsche diciendo que Dios había muerto en “Así habló Zaratustra”. Y Freud lo «mata» negándolo, como ya hemos visto en sus dos ensayos.

La creencia religiosa irritaba a Freud, sin diferenciar quien la tuviese.

En conclusión, Freud no logra demostrar que Dostoyevski fuese bisexual y parricida. Ni existe ningún dato que pruebe, sin que queden dudas razonables, que exista alguna relación entre bisexualidad y parricidio.

Y también resulta muy curioso y llamativo que los ateos reclamen a voz en cuello su derecho a no creer, lo que los creyentes consideramos muy justo. Aunque también sería justo que existiese la reciprocidad, y que ellos (as) también respetaran nuestro derecho a creer, y que no se irritasen por eso, e incluso nos consideren cuasi retardados por esa decisión libérrima.

El autor es psiquiatra y general (R) del Ejército

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