MIRANDO POR EL RETROVISOR

Por Juan Salazar

Cada año, el día 9 del mes 9, en alusión a los nueve meses del embarazo, se conmemora el Día Mundial del Trastorno del Espectro Alcohólico Fetal (TEAF), como una manera de recordarnos la importancia de evitar el consumo de alcohol desde que se planea un embarazo hasta la lactancia.

Estudios han comprobado que el consumo de alcohol durante el embarazo afecta considerablemente el desarrollo físico e intelectual del recién nacido, causándole severos daños que podrían ser irreversibles.

La fecha conmemorativa procura sensibilizar y concienciar a la población sobre la necesidad de eliminar el consumo de alcohol entre embarazadas para evitar posibles daños que puede sufrir el neonato, los cuales pueden manifestarse en el momento del nacimiento o durante su desarrollo.

Los principales síntomas del TEAF son deficiencias en el crecimiento del feto en el útero y después del nacimiento, baja talla y peso corporal, problemas de aprendizaje, rasgos faciales anormales, miopía, retrasos en el habla y el lenguaje.

También hiperactividad, bajo coeficiente intelectual, trastornos del sueño y de la succión, problemas visuales y auditivos.

Con la efeméride establecida en el año 1999, también a propósito por ser un año que lleva tres veces el número de meses de gravidez, se procura divulgar información y generar conciencia en las mujeres embarazadas acerca de los riesgos y los efectos nocivos del consumo de sustancias alcohólicas durante el embarazo y la lactancia.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha instado a los países a aplicar medidas que contribuyan a disminuir el consumo de alcohol en general, pero mucho más durante el embarazo, a fin de asegurar una preñez saludable y un parto sin traumas.

Un informe divulgado este año por la agencia sanitaria de la ONU estima que cada año se registran 2,6 millones de defunciones atribuibles al consumo de alcohol y 600,000 debido al uso de sustancias psicoactivas.

Esa es la razón de que una de las formas más severas del TEAF sea el Síndrome Alcohólico Fetal (SAF), causante de malformaciones morfológicas, especialmente cráneo-faciales, retraso en el crecimiento y alteraciones del sistema nervioso central.

Lo grave del diagnóstico de TEAF es que se trata de una patología que no tiene cura, de ahí que se insista en la prevención como la principal herramienta para evitarlo.

Los niveles de alcohol en la sangre de la embarazada pasan al neonato a través del cordón umbilical.

El TEAF es 100% evitable con efectivas políticas de prevención dirigidas primero a las embarazadas, pero también a personas de su entorno, empresarios de la industria licorera y quienes viven del expendio de bebidas alcohólicas.

Hay que tener bien claro que el foco, la presión y los cuestionamientos no deben recaer exclusivamente en la embarazada, ya que muchas veces son incitadas a ingerir alcohol por personas cercanas, especialmente sus parejas.

Como los niveles de alcohol en la sangre de la embarazada pasan al neonato a través del cordón umbilical, aunque parezca exagerando exponerlo, esas criaturas se convierten en adictos a las sustancias psicoactivas desde el vientre de la madre.

Los especialistas en la materia incluso sugieren a los hombres evitar el alcohol desde que planean un embarazo con sus parejas, porque una ingesta excesiva también puede contribuir a que un “espermatozoide borracho” fecunde el óvulo.

Y la única manera de prevenir el TEAF es no tomando ni siquiera “un traguito de alcohol” desde que se planifica el embarazo, durante la preñez y en el período de lactancia.

Las campañas de orientación deben poner énfasis, además, en desmitificar algunas creencias transmitidas de generación en generación para mitigar el impacto del alcohol en el organismo, una droga tolerada, pero tan perjudicial como cualquier otra de las prohibidas y perseguidas, como la marihuana, la cocaína y heroína.

Ginecólogos y perinatólogos han detectado en algunas embarazadas un “combo” en el consumo de sustancias adictivas, lo que aumenta el riesgo de parir niños con malformaciones y daños cognitivos.

Esas expresiones de que “un traguito no hace daño” y “la cerveza limpia al futuro bebé” se propagan hasta en los llamados “Baby shower” y otros eventos organizados para celebrar por la llegada del futuro integrante de la familia.

Con ocasión de una nueva conmemoración este lunes del día dedicado a la prevención del TEAF, hay que apoyar con recursos económicos y más personal la campaña que se desarrolla en maternidades para orientar a las embarazadas sobre los riesgos para el neonato de ingerir alcohol durante la gestación y la lactancia.

A los propietarios de supermercados, tiendas de licores y centros de diversión, reiterarles el llamado a que coloquen un letrero visible en sus establecimientos para advertir a sus clientes sobre el peligro de ingerir alcohol durante el embarazo.

A esta labor preventiva pueden sumarse también los medios de comunicación, insertando mensajes que contribuyan a la prevención del TEAF, pero también centros educativos, iglesias, la Asociación Nacional de Clínicas y Hospitales Privados (Andeclip), las sociedades de pediatría y ginecología, al igual que otros gremios del sector salud.

Y precisamente, ahora que Salud Pública ha dispuesto que sean de notificación obligatoria las conductas e ideas suicidas, también pudieran incluirse en el boletín epidemiológico los casos detectados de TEAF, tomando en cuenta que desde septiembre del año pasado hasta agosto se han registrado, solo en la maternidad de Los Mina, más de 350 casos de embarazadas consumidoras de alcohol y otras sustancias adictivas.

La nueva ministra de Interior y Policía, Faride Raful, también podría realizar un gran aporte, fortaleciendo las políticas de promoción y prevención del programa para el Control de Expendio de Bebidas Alcohólicas (COBA), aplicando sanciones drásticas a colmadones y centros de diversión que oferten alcohol a menores de edad y embarazas.

Tengo que reconocer en este artículo la labor titánica que desarrolla el psicólogo clínico Elías Tejada Read para la visualización de este problema, a través del Departamento de Salud Mental del Ministerio de Salud Pública y del Clúster de Alcohol. Es uno de esos héroes anónimos cuya valiosa labor no se resalta, porque generan más atención en los medios las vidas tormentosas y tan poco edificantes de algunas figuras públicas.

Sembrar para tener neonatos libres de este trastorno debe ir más allá de la organización de actos conmemorativos cada día 9 del mes 9. Hay que ponerle entradas extras, como suele pasar en cualquier juego de béisbol, a una persistente campaña bajo el lema “Cero alcohol a las embarazadas”.

Como país podemos trazarnos la meta de lanzar un partido sin hits ni carreras contra la ingesta de bebidas alcohólicas antes, durante y después del embarazo, para evitar pesadas cargas a las familias y el Estado que son prevenibles.

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