Santo Domingo.- La Escuela de Diseño y la Facultad de Arquitectura y Artes de la Universidad Nacional Pedro Henríquez Ureña, manifiestan su gran pesar por la partida a los brazos del Padre de su egresada distinguida, la diseñadora de interiores Patricia Reid Baquero, y elevan su oración a Dios para que la acoja en Su Morada Celestial, que de seguro engalanará con su refinado gusto.

¡Que en la Gloria del Señor se encuentre desde ya el espíritu de nuestra valiosa egresada, verdadero referente del diseño de interiores en nuestro país!

Patricia, gran señora y destacada diseñadora y artista, fue siempre poseedora de un gran sentido de lo humano, poseyendo una sencillez que la caracterizaba, dispensando un trato afable y correcto a todos los que le rodeaban, sin miramientos.

Como profesora en nuestra Escuela de Diseño de la UNPHU, impulsó la carrera de muchos de sus estudiantes que hoy son Diseñadores de Interiores, con una obra importante en nuestro país.

Como diseñadora de interiores deja una obra amplia, muestra de su exquisito refinamiento. En su obra, valorada por propios y extraños, tanto en nuestro país como fuera de él, siempre procuró mostrar lo autóctono, confiriéndole un valor único al realzar su belleza, en la forma en que ella lo articulaba en el espacio. Para Patricia, lo dominicano tenía un gran valor y lo evidenciaba en cada oportunidad.

Hija de dos glorias: el gran arquitecto William Reid Cabral, de la segunda generación de arquitectos modernos de nuestro país, que tantas obras extraordinarias dejó como legado; y de doña Margarita Baquero de Reid, hermana de esa otra gloria de nuestra arquitectura, Manolito Baquero, ella, actriz de alto vuelo, gran dama y señora. Sus hermanos, algunos idos a destiempo (de recordar, a nuestro egresado muy apreciado, Carlos, arquitecto como su padre), formaban junto a ella, sus tíos (Donald, Robert) y primos, una sólida familia de empuje político, empresarial, moral y cultural, para nuestro país.

Patricia fue también una artista con una obra reciente de excelente factura, en la que mostraba su paciencia y la dulzura de su espíritu. Su casa, al igual que la de sus amados padres, era un museo, en el sentido de mostrar las piezas artísticas y artesanales de todo el mundo, que coleccionó en sus muchos viajes al exterior; pero también un espacio para lo dominicano, que colocó en el sitial de su preferencia.

¡Que en paz descanses, Patricia! ¡Tu legado servirá para rememorarte en esta tu tierra, y los dones de tu espíritu de luz, para abrirte las puertas del Paraíso!

¡Paz a su espíritu y consuelo para su familia y a todos a quienes la amaron!

 

Arq. Constantinos Ph. Saliaris B., MsATC

Director de la Escuela de Diseño de la UNPHU

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