El presidente venezolano, Nicolás Maduro, y su principal rival en las presidenciales del domingo, el opositor Edmundo González Urrutia, cerraron este jueves sus campañas en medio de advertencias del mandatario sobre un «baño de sangre» si pierde, y fuerte presión internacional por elecciones. «transparentes».
«¡Yo voy a mi gallo Nico!», «¡Edmundo presidente!»: miles de seguidores del presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, y de la oposición desbordaron este jueves Caracas para el cierre de la campaña de las elecciones de este domingo, observadas con preocupación por la región.
Maduro, en el poder desde 2013, aspira a un tercer mandato de seis años. Su principal rival es Edmundo González Urrutia, que aparece favorito en las encuestas con el apoyo de la líder opositora inhabilitada María Corina Machado.
«¡Otra vez en las calles, de punta a punta!», presentó el mandatario ante una multitud que desbordaba la emblemática Avenida Bolívar. «¡Pueblo en la calle diciendo: victoria, victoria popular!».
«Hemos constituido una nueva mayoría política, social, cultural, que se va a expresar con una contundente mayoría electoral (…), no solo hemos unido al chavismo, estamos unidos todos y todos sin una sola fisura, un solo bloque de fuerza «, agregó.
Maduro encabezó más temprano un acto en Maracaibo, capital del estado petrolero Zulia (oeste), donde prometió un triunfo empuñando un sable del prócer venezolano Simón Bolívar.
González Urrutia y Machado cerraron la campaña en el barrio comercial Las Mercedes, cuya avenida principal quedó repleta. «¡Sí se puede, sí se puede!», gritaba la gente al paso del camión tarima desde el que saludaban ambos.
«¡Viva Venezuela libre!», gritó Machado ante la multitud mientras le alzaba la mano derecha a González. «¡Estamos listos para votar y ganar!», añadió.
«Este es el momento del cambio en Venezuela», expresó Alan Berríos, mototaxista y repartidor de comida de 24 años, presente en la movilización opositora.
Maduro se presenta en la campaña como un «gallo pinto», un ave de pelea, que enfrenta a un «gallo pataruco» o débil, como tacha a González Urrutia.
«El gallo lo representa bien», dijo a la AFP Sujei Rodríguez, un ama de casa de 38 años. «Él ha dado la pelea desde que se montó (…), ha sido un gallo siempre, por más difícil que sea», añadió esta mujer que pintó su propio gallo en un cartel, respingado y con los colores de la bandera venezolana. : amarillo, azul y rojo.
En la marcha opositora, Ramón Ramírez, de 60 años, pedía un perro caliente en un puesto informal. «Me voy a comer uno solo para dejar espacio para el gallo que nos vamos a comer el domingo», bromeó. «No hay manera que nos roben las elecciones».
Maduro acusa a la oposición de planear desconocer los resultados para poner en marcha actos de violencia. Ha dicho además que la Fuerza Armada, que asegura que le es leal, podría alzarse contra un eventual gobierno opositor.
«Yo elijo a Nicolás», rezaba la camisa de Raibert Pacheco, de 28 años. «Esto es un sentimiento que nos corre por las venas», dijo este líder comunitario del chavismo.
Las denuncias de coerción contra empleados públicos para asistir a estas movilizaciones, sin embargo, son habituales. Algunos oficialistas dijeron a la AFP que los seguidores acudieron «obligados».
La elección se realizará en medio de cuestionamientos de los presidentes de Brasil y Chile, Luiz Inácio Lula da Silva y Gabriel Boric, a recientes comentarios de Maduro sobre la posibilidad de un «baño de sangre» en caso de perder la elección.
Estados Unidos advirtió que la «represión política» y «la violencia es inaceptable», según John Kirby, portavoz de Seguridad Nacional, quien dijo esperar que las votaciones «reflejen la voluntad y las aspiraciones del pueblo».
Washington junto a la Unión Europea y algunos países de América Latina desconocieron la reelección de Maduro en 2018, tras denuncias de fraude de la oposición.
«La ventaja que tenemos es histórica», aseguró González más temprano. «Vamos a ganar y cobrar (la victoria), y confiamos que nuestra Fuerza Armada haga respetar la voluntad de nuestro pueblo» en las urnas.
La Fuerza Armada, sin embargo, es cuestionada por expertos.
El ministro de Defensa, general Vladimir Padrino, negó el miércoles que los militares vayan a ser un «árbitro» electoral.
«Aunque las elecciones en Venezuela difícilmente serán libres o justas, los venezolanos tienen la mejor oportunidad en más de una década de elegir a su propio gobierno. La comunidad internacional debería respaldarlos», expresó Juanita Goebertus, directora de la División de las Américas de Humanidad. Vigilancia de derechos. (Esteban ROJAS)