(y IV)

 

Por : Oscar López Reyes

El apogeo de las telecomunicaciones y la informática, entroncado en las entrañas de la post-modernidad, ha dimensionado los mensajes no lingüísticos, particularmente la ortotipografía visual, orillada en los signos ortográficos auxiliares. En esa señalética trenzan el lenguaje de programación, los formularios electrónicos y el indicador numérico.

Otros signos auxiliares que renacen son la antilambda o diple, la llave, el apóstrofo, el asterisco, la flecha, el calderón y el signo de párrafo, que viabilizan la identificación visual y no afectan directamente la lectura.

ANTILAMBDA O DIPLE (< >): Se vierte, como signos simple y doble, en dos líneas rectas que salen del mismo punto: una alta y otra baja, formando un ángulo. Una se sitúa a la izquierda como apertura (<) y otra a la derecha como cierre (>).

Se le denomina antilambda, porque se asemeja a la letra griega mayúscula lambda (A), colocada horizontalmente, y alternativamente diple en función del latina tradicional de signo >, “cuya forma inversa (<) fue denominada diple aviesa (‘torcida, inversa’) por san Isidoro”.

La antilambda se usa, en matemáticas, como signo simple (<), donde el signo de cierre explica que la cifra o variable que le precede es mayor que la que le sigue (5 > 3), mientras que el signo de apertura indica lo contrario (1 < x) (1).

En lingüística e informática, este signo doble tiene otros usos.

LLAVE ({ }): Está configurada por dos líneas curvas o retorcidas, parecidas a un arco o ballesta, que se enlazan y forman una pequeña punta o vértice en su centro. Cuenta con una variante de apertura ({) hacia la izquierda y otra de cierre (}) hacia la derecha, que la habilitan como signo doble.

La llave se emplea:

a.- En cuadros sinópticos, para encerrar incisos aclaratorios o explicativos, como el paréntesis;

b.- En matemáticas para agrupar conjuntos o sistemas de ecuaciones: B = {a, b, c, d}.

c.- En informática, como lenguajes de programación, para explicar el inicio y conclusión de un bloque de código o de datos.

 

APÓSTROFO (´): Trazo en forma de coma alta. Empleado únicamente en la lengua española, el apóstrofo no debe confundirse con la tilde (´).

Se usa para:

a.- Señalar la omisión o elisión de alguna vocal: Voy pa’l río (voy para el río) D’aquella (de aquella) y Qu’es (que es).

b.- En denominaciones o expresiones propias de otras lenguas: McDonald’s, O’Donnell y The student’s books.

Uso del apóstrofo que debe evitar:

c.- No indicar el plural de una sigla ONG’s, sino las ONG; tampoco omitir dígitos respecto a un siglo: Generación del ’20, sino Generación del 20; No señalar el signo separador en la hora: las 12’30 h (las 12.30), ni en expresiones numéricas: 24’238. No apartar las horas de los minutos: las 11’30 h (11.30), como tampoco en un decimal: 3’1416, sino 3.1416.

 

ASTERISCO (*): Es un símbolo tipográfico o glifo, en formato de estrella, que se coloca en el borde superior del renglón, y es utilizado en literatura, telecomunicaciones, informática, matemáticas, deportes y otros campos.

Sus funciones son:

a.- Nota de atención como advertencia, acotación, glosa o la parte de un texto olvidado).

b.- Patentizar notas de llamadas al pie de una página.

c.- Separar de secciones en textos lingüísticos.

d.- En varias llamadas o notas en una página: (*) y (**).

e.- Se usa en tablas numéricas, en formularios electrónicos para señalar los campos que han de ser implementados obligatoriamente y en referencias bibliográficas para distinguir las obras citadas de las consultadas.

f.- En lingüística se utiliza para anteponer una construcción para marcarla como agramatical, en el estilo tradicional de edición se emplea un bloque de tres asteriscos centrados, dispuestos en la misma línea o triangularmente (⁂).

g.- Una secuencia de tres o más asteriscos se emplea para eludir la reproducción de palabras malsonantes: M***.

 

FLECHA (← O →): Este símbolo se conforma por un trazo o trayectoria rectilínea, con un triángulo o flecha en su término, que indica una dirección.

La flecha se configura en forma horizontal, vertical y oblicuo, y en un ángulo vértice o punta en un extremo: (→, ←, ↑, ↓, ↔, ↕).

Tiene como objetivo atraer la atención en tablas, mapas conceptuales, cuadros sinópticos, diagramas, esquemas y guiones u otro fragmento de texto. Con sus letras: negritas, versalitas y cursivas, las flechas o viñetas especifican la disposición visual, implicación y secuenciación lógica o cronológica en un texto o enunciado.

 

EL CALDERON (¶): Este signo tipográfico está formado por dos barras verticales, colocadas en paralelo, con un pequeño arco o semicírculo en la parte superior izquierda.

Aunque actualmente no se emplea en ningún texto impreso, sí son útiles en la reproducción de documentos arcaicos o antiguos (mapas, dibujos, manuscritos y en facsímiles, que adquieren un gran valor, así como en aplicaciones informáticas de procesamiento de textos.

Sus cometidos son los siguientes:

a.-Señalar, en obras de referencia o manuales, que la información que continúa posee un carácter adicional.

b.- Introducir observaciones complementarias en el texto.

c.- Procesar, en informática, textos más habituales, como símbolo no imprimible que se sitúa al final del párrafo en la pantalla de visualización.

 

SIGNO DE PÁRRAFO (§): Este símbolo se presenta en dos eses (2 S) encadenadas, seguidas de un número y letras, para señalar el comienzo de un capítulo, sección, o apartado, o para resaltar los elementos de un título, encabezado o divisiones internas de los capítulos de una obra: § 5.2e o (§) 10. 5ª, o § 12, § 30 y §20.

“El signo de párrafo y el identificador numérico alfanumérico”, observa la obra Ortografía de la Lengua Española, “han de aparecer separados por un espacio y no deben quedar dispuestos en líneas diferentes: ⊗‍ § / 32.8. Cuando la remisión se realiza a más de un párrafo, este símbolo no debe usarse por duplicado (v. cap. V, § 3.2.4ª, segunda advertencia)” (2).

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Citas bibliográficas:

1.- Ortografía de la Lengua Española, Real Academia Española y Asociación de Academias de la Lengua Española, Editorial Planeta, Barcelona, España, 2021, págs. 429-430.

2.- Ortografía de la Lengua Española, citada, pág. 440.

Referencias bibliográficas:

3.- Avila, Fernando, “Español correcto para Dummies”, Editorial Planeta Colombiana, Bogotá, 2012.

4.- Diccionario panhispánico de dudas, Real Academia Española y Asociación de Academias de la Lengua Española, Penguin Random House Grupo Editorial, Barcelona, España, 2021.

5.- Manual Nueva Gramática de la Lengua Española, Real Academia Española y Asociación de Academias de la Lengua Española, Editorial Planeta, 2021.

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El autor es periodista, escritor y catedrático de redacción.

 

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