Por: Mercedes Castillo

Como ser humano y mujer nos preocupa grandemente la suerte que están corriendo las mujeres que se atreven a escoger la bandera de la liberación personal en el país y en otras latitudes. Es decir, de ser ella misma, de verse y sentirse como un ente social pensante, importante, con capacidad de tomar decisiones convenientes a favor de la colectividad y de su vida, sin que sea violentada por eso, hasta perder la vida, como ocurre con regularidad.

La galopante ola de feminicidio en el país, invita y convoca a reflexionar profundamente como sociedad, que respuestas dar para superar el drama humano que vivimos. En ese sentido consideramos pertinente y oportuno que el Ministerio de la Mujer organice, promueva y realice una marcha contundente de concienciación nacional en contra de los feminicidios.

Lo correcto es no quedarnos indiferente, de brazos cruzados ante el desgarrador drama social humano, que casi a diario escuchamos y vemos en los medios de comunicación y en nuestras comunidades la funesta noticia de que «una mujer fue asesinada por su pareja o ex pareja, al mismo tiempo de quitarse la vida», dejando en la mayoría de los casos, una gran cantidad de hijos/as huérfanos.

Una sociedad con hijos sin padres ni madres, lleno de interrogantes y/ o resentimientos que marcan sus vidas, acarreando serías consecuencias para ellos y toda la sociedad. En el caso de la niñez, los padres juegan un papel fundamental para su sano crecimiento emocional y social.

Está altamente demostrado que la cultura machista no permite a los hombres aceptar ni respetar los derechos humanos de la mujer, es decir, su derecho a la vida, a su integridad físico mental, a pensar y actuar con libertad, su derecho a no continuar una relación sentimental que ya no le interesa, decisión que casi siempre le cuesta la vida.

Es de trascendental importancia para la sociedad fortalecer los valores cívicos morales en el seno de la familia, en los centros educativos a todos los niveles, en las comunidades, iglesias, organizaciones sociales y en todos los espacios públicos y en los medios de comunicación a los fines de producir un cambio de mentalidad del hombre, y también concienciar a los demás miembros de la familia.

No bastan aplicar las medidas de las medidas de protección a favor de la mujer que muy bien lleva a cabo el Ministerio de la Mujer, se requiere completarlo con un amplio programa de orientación y educación cívico moral a todos los niveles, anteriormente señalado.

No es solo con coerción que se debe combatir el machismo, hace falta llevar conciencia a toda la familia, allí donde comienza la socialización de todos los integrantes de la familia, incluyendo el hombre, justo el primer núcleo de la sociedad, el lugar de la construcción temprana de la adecuada mentalidad que deben normar las vidas de las personas. Papá y mamá deben poseer la formación requerida para poder darle la crianza correcta a todos, que no siempre la tienen.

Consideramos muy provechoso para crear conciencia nacional en torno al preocupante tema, marchar contra los feminicidios, una forma contundente de llamar la atención de toda la sociedad, de manera especial, de los hombres e integrarlo a la batalla para erradicar ese mal social

Es de suma importancia que los hombres, (que las mujeres concebimos, parimos, criamos y le entregamos al país hombres y mujeres preparados, personas de bien en la mayoría de los casos), sepan y comprendan que actuando con ignorancia violentan los derechos de la mujer, de su libertad de actuar y pensar como ente social y humano, igual que ellos.

Es una magnífica iniciativa expresar respeto, consideración, amor y admiración por la mujer, por lo que significa para la reproducción de la especie humana, su crianza y educación y su aporte invaluable a la humanidad, que todavía no es reconocido en la dimensión que tiene. Accionemos, marchemos todos como sociedad en contra de los feminicidios.

 

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