La belleza de esta visión es que nos hace más empáticos, solidarios, abre nuestra mente y permite el espacio a nuevas perspectivas y puntos de vista.
Dentro de los más recientes avances logrados a nivel estatal, está la creación de la Ley número 34-23 de Atención, Inclusión y Protección para las personas con Trastorno del Espectro Autista, bajo la coordinación y vigilancia del Consejo de Atención a la Discapacidad (CONADIS). La ley contempla cobertura de seguro de salud a través del Seguro Nacional de Salud (SENASA); el derecho a evaluación, diagnóstico y tratamiento a una edad temprana, el derecho a la educación basada en los principios de la inclusión y las sanciones aplicadas a las instituciones públicas y privadas que se nieguen a proveer servicios a este segmento de la población.
Se ha demostrado que cuando hay dificultades en el desarrollo, las terapias más efectivas son: la terapia conductual, ocupacional y del habla y lenguaje. Sin embargo, es importante cuidar el abordaje: ¿Cuál es el objetivo? ¿Beneficia al niño? Manejar las conductas inapropiadas, las dificultades para comunicarse, los estereotipos, ¿deben cambiar para mejorar la calidad de vida del niño o porque los padres entienden que tiene comportamientos que son socialmente extraños?. El enfoque terapéutico SIEMPRE debe ser, desarrollar habilidades para que el paciente experimente una vida más independiente y funcional, NO tratar de cambiarlo para encajar en el entorno familiar, educativo o social.
En la República Dominicana diversos profesionales de la salud mental, organizaciones e instituciones públicas y privadas, han realizado grandes esfuerzos desarrollando campañas, caminatas y actividades que le han dado visibilidad a esta comunidad y se han dedicado a promover la inclusión verdadera. Ademas de que la inclusión garantiza los derechos, el acceso a oportunidades y recursos de todos los seres humanos, independientemente de sus diferencias. Esto implica crear entornos educativos, laborales y sociales que permitan el posicionamiento de personas neuro divergentes, así como también la aceptación y el respeto de ellas.
Cabe destacar que el término “neurodiversidad” fue utilizado por primera vez en los años 90 por activistas que defendían los derechos de las personas autistas, Jim Sinclair, Kathy Lissner Grant y Donna Williams, quienes fundaron la Red Internacional del Autismo, donde empezaron a promover el autismo como una condición con un estilo de procesamiento cognitivo diferente, NO una enfermedad.
Asimismo el Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales (DSM-V), es un trastorno del neurodesarrollo que se caracteriza por déficits persistentes en la comunicación e interacción social junto con patrones restrictivos y repetitivos de comportamiento, intereses o actividades, sin dejar de mencionar que El autismo se manifiesta de manera diferente en cada individuo, por eso es importante un enfoque individualizado en el diagnóstico y proceso terapéutico.
Por lo tanto, en una sociedad en donde buscamos constantemente el espectro autista, la alineación a un sistema predeterminado en la forma de pensar y actuar, ese debe de tener en cuenta los diferentes que pueden ser los seres humanos y donde se es necesario hablar de la neurodiversidad, porque este concepto contempla procesos cognitivos y emocionales diferentes a las personas típicas, es decir, estilos distintos de comportamiento, aprendizaje y pensamiento, en los que se puede incluir el Trastorno del Espectro Autista.