Cambiar carne por bacalao solo es una penitencia para los que no gustan del bacalao. Así es muy cómodo. ¿Dónde está el sacrificio? Ya lo ha dicho el santo y moderno papa Francisco de múltiples maneras: mejor ayunar de palabras, de lo que duele y hace bien a los otros.
La carne es mucho más que de cerdo, de res u otro animal. Si intentamos interpretar y entender el lenguaje de parábolas como el usado por Jesús, podemos deducir y asumir que el capricho, la glotonería, el consumismo, los excesos y otras actitudes que nos hacen y hacen daño también puede considerarse como carne.

Cada uno interpreta las parábolas de la manera que más le conviene y ahí nos acomodamos y nos limitamos a la tradición católica de no comer carne por unos días.

Que tal si en vez o además de dejar la carne animal, por cuarenta días dejamos de comer tantas informaciones basura o solo la mitad del tiempo que invertimos en chismes faranduleros.

Cuarenta días con algún ayuno personal según nuestros escesos: bajandole el volúmen a esa música que le hace mal a los oídos de vecinos, comiendo menos comida chatara o reduciendo gastos caprichosos y dando la mitad de ese dinero a alguna entidad o persona que lo necesite.

Las opciones son diversas y lo más interesante es que al llegar pascua de resurección seremos mejores personas. Tengo un grupo de amigas que cada año hacemos estos sacrificios. Cada una escoge sus penitencias según sus debilidades: cuarenta días sin comer dulces, sin comprarse una ropa, sin decir un coño, subir la voz…

Por: Mary Leisy Hernandez
Marilei@hotmail.com

Por Orbita Informativa

Periódico digital con sede en Santo Domingo, capital de República Dominicana, nació en septiembre del año 2021.

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