Santo Domingo, 11 de agosto de 2023. La información personal de niñas y niños tiene una gran demanda entre los ciberdelincuentes. Estos suelen recopilar y luego venderlos en mercados y foros de la dark web, para que los estafadores los utilicen.
En Estados Unidos casi un millón de menores fueron víctimas durante 2022, y cada incidente costó en promedio 1,128 dólares por familia, y mil millones anuales en todo el país. ESET, compañía líder en detección proactiva de amenazas, y explica que una vez ciberdelincuentes compran información, abren cuentas bancarias para usarlas en lavado de dinero y estafas. También abren nuevas cuentas de tarjetas de crédito para acumular deudas y obtienen beneficios y préstamos o planes de asistencia social.
“Parte del atractivo de los datos de menores es que los niños generalmente no tienen malas calificaciones crediticias y el estafador puede estar más seguro de que los datos no serán bloqueados por bancos o agencias gubernamentales. Además, es poco probable que los niños revisen regularmente su cuenta bancaria o informes crediticios; las estafas pueden pasar desapercibidas durante años”, explica Camilo Gutiérrez Amaya, jefe del Laboratorio de ESET Latinoamérica.
Los métodos para obtener estos datos son similares a los utilizados para comprometer a los adultos. Incluyen Phishing por correo electrónico, redes sociales o incluso mensajes de texto. También Infracciones de terceros: Aproximadamente 7 millones de niños estadounidenses, o 1 de cada 43, tuvieron su información personal expuesta y potencialmente comprometida a través de una violación de datos el año pasado.
ESET advierte que en caso que suceda el robo de datos, es importante tomar medidas de manera rápida. Obtener un informe de crédito y si hay algo allí, actuar inmediatamente.
“¿Cómo reflexionar acerca de algo cuyo alcance desconocemos? Sí, a ciencia cierta, lo desconocemos aún; pero tratándose de personas menores de edad, de la privacidad lo más chicos, tenemos la responsabilidad de detenernos a pensar antes de postear, para seguir cuidándolos tal como lo hacemos en los otros ámbitos de sus vidas. Deberíamos intentar preservar a los niños y niñas de las consecuencias indeseadas de la exposición pública algunas, lamentablemente, peligrosas”, menciona Gutiérrez de ESET Latinoamérica.