Por Fernando Rodriguez C.
Dos familias afectadas, una más que otra por la pérdida de una vida, es el resultado de un irracional acto de violencia cometido bajo los efectos del alcohol cuando el comunicador Manuel Taveras Duncan golpeó al ex vicealmirante retirado y ex presidente de la Dirección Nacional de Control de Drogas, Félix Alburquerque Comprés, porque entendió que el victimario se burlaba de él cuando al comer una hamburguesa, se había manchado la camisa. Ambas acciones resultaron deplorables aunque la segunda fue desproporcionada por la persecución y alevosía con que el ex oficial ultimó a Taveras Duncan, haciéndole un segundo disparo que podría considerarse un tiro de gracia, agravando con ese acto su responsabilidad penal. Esta acción innecesaria fue captada por un video que, al igual que el arma ilegal homicida, se intentó desaparecer.
El tema apasiona y ocupa los medios de prensa y redes. Todos opinamos y los familiares y abogados de uno y otro apelarán la sentencia de doce años de cárcel a que fue condenado el señor Alburquerque pero, al final, debemos reflexionar sobre la necesidad de mantener la cabeza fría ante las situaciones que a diario puedan presentársenos a todos los que, por una razón u otra, tenemos que salir a la calle.