Por Fernando Rodríguez C.
Todas las previsiones y medidas de seguridad que se tomen para proteger la integridad física de la procuradora general de la República, doctora Miriam Germán Brito y su familia, como mudarla a un lugar secreto, son justificables y deben ser extendidas a los procuradores adjuntos Yeni Berenice Reynoso y Wilson Camacho, quienes, por la naturaleza de sus trabajos, están permanentemente expuestos con su activa participación, en los juicios correspondientes a los distintos expedientes de corrupción que se conocen en los tribunales de la República.
Y más allá de los tribunales, antier por ejemplo, la magistrada Reynoso estuvo dirigiendo personalmente en varias ciudades del Cibao el operativo de combate a los grupos delincuenciales, que operaban, a sus anchas, principalmente en Santiago donde ella se desempeñó, en el pasado, como procuradora fiscal. Nadie mejor que ella para, en coordinación con las autoridades locales, realizar con eficiencia un operativo previsto desde hace tiempo pero que tuvo como chispa incendiaria la cobarde amenaza, vía whatsApp, contra la procuradora y su hijo especial.
La advertencia del Gobierno a la delincuencia organizada, ha sido contundente y así tenía que ser para que no se equivoquen contra ninguno de los miembros del Ministerio Público que luchan contra la corrupción en el país.