Santo Domingo.- Hoy como cada año los católicos celebran el Día de Nuestra Señora de la Altagracia, madre espiritual y protectora del pueblo dominicano.
En este día la Iglesia Católica dominicana y muchos otros países veneran la imagen, cuyo manto protege a todo el que bajo él se ampara por intercesión de ella ante su hijo Jesucristo.
La Virgen de la Altagracia o Nuestra Señora de la Altagracia es una de las advocaciones marianas de la Iglesia, cuya fiesta patronal es celebrada cada 21 de enero en República Dominicana, día en que muchos devotos de la Virgen concurren de todas partes del país a visitar su santuario: la Basílica de Higüey, ubicado en la provincia La Altagracia, (al Este del país, a unos 200 kilómetros de Santo Domingo).
El cuadro de la Altagracia fue traído en el 1514 a la República Dominicana por los hermanos Alonso y Antonio Trejo, que vinieron de Extremadura, España y fue colocado en la Iglesia de la Villa de Higüey, donde decidieron establecerse hasta convertirlo en el santuario mariano más antiguo de América.
Sin embargo, en 1572, debido a la gran cantidad de peregrinos que lo visitaban motivó la construcción de una iglesia más grande, que es la actual Basílica donde reside el cuadro.
La Basílica de Higuey.
A través de la historia se ha divulgado también la creencia de que el cuadro fue entregado por un anciano desconocido a un hombre que se le había perdido su hija y al llegar a Higüey lo colocaron en naranjo para que todos lo vieran.
Otra versión es que fue en el naranjo mismo donde se apareció el cuadro, devolviéndolo a la Iglesia y encontrándolo posteriormente en el naranjo.
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La gran devoción a esta virgen llamada la «Llena de gracia» logró que esta imagen fuera proclamada en el siglo XVI durante la época colonial tras pedimento a la Santa Sede de Monseñor Arturo de Meriño, entonces arzobispo de Santo Domingo.
Sin embargo, fue durante el gobierno de Horacio Vásquez que el pedimento se aprobó y el referido día se declaró oficialmente no laborable y de fiesta en todo el territorio nacional.
Pero sin que tenga importancia como llegó al país la venerada imagen, esta advocación de la Virgen de la Altagracia es símbolo de la fe católica, de identidad nacional y punto de unión los dominicanos.